Objetivos
Objetivos
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Actitudes
Actitudes
Grupo: Título del recurso
Priorización 2023-2025: Aprendizajes Basales
LE03 OA 04
Profundizar su comprensión de las narraciones leídas:
- extrayendo información explícita e implícita
- reconstruyendo la secuencia de las acciones en la historia; describiendo a los personajes
- describiendo el ambiente en que ocurre la acción
- expresando opiniones fundamentadas sobre hechos y situaciones del texto
- emitiendo una opinión sobre los personajes.
Clasificaciones
Curso: 3° básico
Asignatura: Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura
Textos Escolares oficiales 2023
Actividades de apoyo pedagógico
Material didáctico
Sitios de apoyo
Lecturas sugeridas y bibliografía
Indicadores
Indicadores Unidad 1
- Aluden, en sus comentarios orales y escritos, a información explícita de un texto.
- Contestan, oralmente o por escrito, preguntas que aluden a información implícita del texto.
- Describen a un personaje, mencionando características físicas y sentimientos que experimenta en algunas situaciones, si es relevante.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas a los cuales se enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Comunican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar de determinado personaje mediante comentarios orales o escritos, dramatizaciones, dibujos u otras manifestaciones artísticas.
- Subrayan adjetivos o frases en el texto que describen el ambiente.
- Describen, dibujan o recrean el lugar donde ocurre el relato.
- Expresan, oralmente o por escrito, su opinión sobre un personaje.
Indicadores Unidad 3
- Aluden, en sus comentarios orales y escritos, a información explícita de un texto.
- Contestan, oralmente o por escrito, preguntas que aluden a información implícita del texto.
- Describen a un personaje, mencionando características físicas y sentimientos que experimenta en algunas situaciones, si es relevante.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas a los cuales se enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Comunican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar de determinado personaje a través de comentarios orales o escritos, dramatizaciones, dibujos u otras manifestaciones artísticas.
- Subrayan adjetivos o frases en el texto que describen el ambiente.
- Describen, dibujan o recrean el lugar donde ocurre el relato.
- Expresan, oralmente o por escrito, su opinión sobre un personaje.
Indicadores Unidad 4
- Aluden, en sus comentarios orales y escritos, a información explícita de un texto.
- Contestan, oralmente o por escrito, preguntas que aluden a información implícita del texto.
- Describen a un personaje, mencionando características físicas y sentimientos que experimenta en algunas situaciones, si es relevante.
- Explican, oralmente o por escrito, los problemas a los cuales se enfrentan los personajes y cómo se resuelven.
- Comunican qué sentirían ellos si estuviesen en el lugar de determinado personaje a través de comentarios orales o escritos, dramatizaciones, dibujos u otras manifestaciones artísticas.
- Subrayan adjetivos o frases en el texto que describen el ambiente.
- Describen, dibujan o recrean el lugar donde ocurre el relato.
- Expresan, oralmente o por escrito, su opinión sobre un personaje.
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Preguntas
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
El pequeño pedazo de greda.
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-¡Ha llegado mi oportunidad!-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol lo golpearon con fuerza y el viento de la noche lo secó, hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Comenzó a llover, y unas enormes gotas de lluvia se colaron por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de un trapo-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Este es un pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con las manos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos movimientos y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora vive en un estante de la cocina junto a otras tazas, platillos y tazones. Cada pieza es diferente y todas son bellas.
-¡A desayunar! -, llama la madre, mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
Al final del cuento, ¿qué hizo la niña con el pedazo de greda?
A) Lo transformó en un vaso.
B) Lo combinó con una olla.
C) Lo convirtió en una taza.
D) Lo intercambió por un plato.
Respuesta
CLAVE |
JUSTIFICACIÓN |
C |
Se puede leer explícitamente que la niña usó al pedazo de greda para hacer una taza. Esto se observa en la siguiente cita textual: "- ¡Mamá mamá!-, llamó la niña. - ¡He hecho una taza!". De esta forma, afirmamos que la alternativa correcta es C. |
Violeta Parra para niñas y niños
Enunciado
Violeta Parra para niñas y niños
El sábado 20 de enero se presentará "Yo soy la feliz Violeta", un libro sobre la vida de Violeta Parra para niñas y niños. La presentación será en el Museo Violeta Parra a las 16:00.
Violeta Parra fue una importante artista chilena. Hizo hermosas canciones y, también, muchas obras de arte como pinturas y bordados.
Una persona que leyó el libro cuenta que "Es muy entretenido. Cuenta la infancia de Violeta. Cuando ella era una niña en San Fabián de Alico, y jugaba con sus once hermanos entre árboles, flores y ríos. También cuenta su paso por Santiago y sus primeros acordes en la guitarra".
Las autoras de esta publicación son la escritora Ana María del Río y la ilustradora Karina Cocq, quien dibujó las imagenes.
Fuente: http://www.chileparaninos.gob.cl/639/w3-article-349371.html (Adaptación).
¿A quién está dirigido principalmente el libro "Yo soy la feliz Violeta"?
Alternativas
A) A los adultos.
B) A niños y niñas.
C) A adolescentes.
Respuesta
B
El texto trata acerca de un libro sobre la vida de Violeta Parra, esto para divulgar la vida de Violeta, enfocándose principalmente en que niñas y niños sepan más de su vida y obra. Así, la alternativa correcta es B.
Violeta Parra para niñas y niños
Enunciado
Violeta Parra para niñas y niños
El sábado 20 de enero se presentará "Yo soy la feliz Violeta", un libro sobre la vida de Violeta Parra para niñas y niños. La presentación será en el Museo Violeta Parra a las 16:00.
Violeta Parra fue una importante artista chilena. Hizo hermosas canciones y, también, muchas obras de arte como pinturas y bordados.
Una persona que leyó el libro cuenta que "Es muy entretenido. Cuenta la infancia de Violeta. Cuando ella era una niña en San Fabián de Alico, y jugaba con sus once hermanos entre árboles, flores y ríos. También cuenta su paso por Santiago y sus primeros acordes en la guitarra".
Las autoras de esta publicación son la escritora Ana María del Río y la ilustradora Karina Cocq, quien dibujó las imagenes.
Fuente: http://www.chileparaninos.gob.cl/639/w3-article-349371.html (Adaptación).
¿Quién escribió el libro "Yo soy la feliz Violeta"?
Alternativas
A) San Fabián de Alico.
C) Ana María del Río.
D) Violeta Parra.
Respuesta
B
El texto señala como autoras del libro a la escritora Ana María del Río y la ilustradora Karina Cocq como las creadoras del libro. Lo anterior aparece en la última oración del último párrafo del escrito. Así, la respuesta correcta es A.
El origen de la lluvia
Enunciado
El origen de la lluvia
Cuentan que hace mucho, muchísimo tiempo, una gota de agua se cansó de estar en el mismo lugar, y quiso navegar por los aires como los pájaros, para conocer el mundo y visitar otras tierras. Tanto fue el deseo de la gotita de agua, que un día le pidió al Sol que le ayudara: "Astro rey, ayúdame a elevarme hasta el cielo para conocer mejor el mundo". Y así lo hizo el Sol. Calentó la gotita con sus rayos, hasta que, poco a poco, se fue convirtiendo en un vapor de agua. Cuando se quedó como un gas, la gotita de agua se elevó al cielo lentamente.
Desde arriba, pudo ver el lugar donde vivía, incluso más allá, pudo ver otros rincones del mundo, otros mares y otras montañas. Anduvo un tiempo la gotita de agua allá en lo alto. Visitó lugares desconocidos, hizo amistades con los pájaros y, de vez en cuando, algún viento la ponía a danzar por todo el cielo azul.
Sin embargo, a los pocos días, la gotita comenzó a sentirse sola. A pesar de contar con la compañía de los pájaros, y la belleza de la tierra vista desde lo alto, nuestra amiga quiso que otras gotitas de agua le acompañaran en su aventura, así que decidió bajar a buscarlas y compartir con ellas todo lo que había vivido.
"Viento, ayúdame a bajar del cielo para ir a buscar a mis amigas". Y el viento así lo hizo. Sopló y sopló un aire frío que congeló la gotita hasta volverse más pesada que el aire, tan pesada que, pronto, comenzó a descender desde las alturas.
Al aterrizar en la tierra, lo hizo sobre un campo de trigo, donde había muchas gotitas que recién despertaban hechas rocío mañanero. "Queridas amigas, acompáñenme hasta el cielo", gritó la gotita y todas estuvieron de acuerdo. Entonces, el Sol las elevó hasta lo alto donde se convirtieron en una hermosa nube, pero, al pasar el tiempo, las gotitas quisieron bajar nuevamente a contarles a otras gotitas sobre lo que habían visto.
Y, desde entonces, siempre que llueve, significa que cada gota de agua ha venido a buscar a sus amigas para jugar y bailar en el cielo.
Lobo Tatiana. El corazón del silencio. Editorial Costa Rica 2012. (Adaptación).
¿Qué alternativa resume el cuento?
Alternativas
A) Se cuenta cómo empieza la amistad entre la gota de agua y el viento.
B) Se cuenta cómo nació la lluvia gracias a la gota de agua.
C) Se cuenta cómo se creó la primera gota de agua.
Respuesta
B
El cuento trata de cómo se origina la lluvia ya que el texto dice: "Entonces, el Sol las elevó hasta lo alto donde se convirtieron en una hermosa nube, pero, al pasar el tiempo, las gotitas quisieron bajar nuevamente a contarles a otras gotitas sobre lo que habían visto.
Y, desde entonces, siempre que llueve, significa que cada gota de agua ha venido a buscar a su amiga para jugar y bailar en el cielo". Lo anterior se refuerza gracias al título del texto. Por tanto, la alternativa correcta es B: Se cuenta cómo nacióla lluvia gracias a la gota de agua.
De cómo decidí convertirme en hermano mayor
Enunciado
De cómo decidí convertirme en hermano mayor
Mamá y papá sólo se reían. Pero eso ya era una buena señal.
Por eso me atreví a insistir:
- Sé buena, mamá, y dime cuándo llegará nuestro querido bebé. Papá, ¿por qué no entiendes que tengo ganas de tener una hermanita o un hermanito?
- Pero, entonces, tendrías que compartir tu dormitoriocon el bebé -, dijo papá.
- No importa, ¡eso me encantaría! -, dije yo.
- ¿Y cuándo el bebé llore toda la noche? -, dijo el papá.
- Lo tranquilizaré meciendo la cuna -, contesté.
- Un bebé no es un juguete.
- Yo sé.
- Además, cuando llega un bebé, se queda para siempre con uno -, dijo papá muy serio.
- ¡Eso es lo que yo quiero! ¿Ustedes creen que yo quiero un hermanito para un día o una semana? ¡Lo quiero para toda la vida! "
Inkiow Dimiter (1991). De cómo decidí convertirme en hermano mayor (fragmento).
.
¿Para qué el padre le muestra al niño lo que pasaría si llegara un bebé?
Alternativas
A) Para que sepa que el bebé no es un juguete.
B) Para que sepa que cuando nazca el bebé, debe ayudar en su cuidado.
C) Para que comprenda los cambios que traería a su vida el nacimiento de un bebé.
Respuesta
C
Para responder correctamente esta pregunta es importante reconocer la información que se entrega en el texto. En este caso, se identifica que el niño está insistiendo en tener un hermano menor, por lo que sus padres le realizan diversas preguntas para que el niño se de cuenta de lo que tendrá que arriesgar con un bebé: compartir su habitación, aguantar los llantos del bebé y que no es un juguete del que se puede aburrir. Por esta razón la alternativa que entrega la información explicada es la C. Se descarta la alternativa A, ya que esa advertencia está en el texto pero no da respuesta a la pregunta. De igual forma, se descarta la alternativa B, puesto que no se indica en el texto que el niño tenga que hacerse cargo de todo lo relacionado con el bebé.
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
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¿Estás de acuerdo con la solución que le propuso el ogro azul al rojo?
Responde usando información del texto para fundamentar tu opinión.
Respuesta
Pauta de Corrección |
|
Respuesta correcta: Responde sí o no, usando información del texto para fundamentar su posición. |
Respuesta Incorrecta: Responde a partir de su experiencia de mundo, sin considerar la información del texto o la respuesta es insuficiente en la relación con el contenido de la historia. |
Ejemplos: Sí, porque sirvió para que la gente supiera que el ogro era bueno. No, porque engañaron a las personas para poder lograr su objetivo y eso no es correcto. |
Ejemplos: Sí, porque quería resolver el problema. Sí, porque era actuado. No, porque eso no se hace. No, porque se fue. |
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
¿Cuál de los siguientes adjetivos describe al ogro rojo?
Alternativas
A) Mentiroso.
B) Peligroso.
C) Gracioso.
D) Sensible.
Respuesta
ALTERNATIVA | JUSTIFICACIÓN |
D | La respuesta correcta es D, se responde a partir de la comprensión global del personaje. |
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
Según el texto, ¿qué creía necesitar el ogro rojo para ser feliz?
Alternativas
A) Tener amigos.
B) Vivir en el pueblo.
C) Tener una enorme familia.
D) Ganar en la pelea con el ogro azul.
Respuesta
ALTERNATIVA | JUSTIFICACIÓN |
A | La respuesta correcta es A, se responde extrayendo información explícita en el segundo párrafo. |
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
Según el texto, ¿por qué todos temen al ogro rojo?
Alternativas
A) Porque devora a los niños que se portan mal.
B) Porque incendia las casas de la gente.
C) Porque tiene un aspecto intimidante.
D) Porque vive solo en la montaña.
Respuesta
ALTERNATIVA | JUSTIFICACIÓN |
C | Se responde estableciendo relaciones de significado. |
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
¿Qué consiguió el ogro rojo con el plan del ogro azul?
Alternativas
A) Hacer un amigo.
B) Asustar a los habitantes del pueblo.
C) Comprender que las apariencias engañan.
D) Ser aceptado por los habitantes del pueblo.
Respuesta
ALTERNATIVA | JUSTIFICACIÓN |
D |
se responde a partir de una inferencia simple. |
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
¿Cuál es el problema del ogro rojo que le parece injusto?
Alternativas
A) Que no sabe pelear.
B) Que no tiene amigos.
C) Que los demás lo juzgan sin conocerlo.
D) Que los demás lo odian porque es malvado.
Respuesta
ALTERNATIVA | JUSTIFICACIÓN |
C | Se responde estableciendo relaciones de significado. |
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
¿De qué color era el personaje principal del cuento?
Alternativas
A) Verde.
B) Rojo.
C) Azul.
Respuesta
ALTERNATIVA | JUSTIFICACIÓN |
B | La respuesta correcta es, porque el personaje principal del cuento es el ogro rojo, algo que se explicita, en el título, en el primer párrafo del cuento, asi como a lo largo del relato. De esta manera, la alternativa correcta es B. |
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
Según el texto, ¿qué creía necesitar el ogro rojo para ser feliz?
Alternativas
A) Tener amigos.
B) Vivir en el pueblo.
C) Tener una enorme familia.
D) Ganar en la pelea con el ogro azul.
Respuesta
C
En el texto aparece que el ogro rojo quería tener amigos, así lo podemos verificar en el siguiente extracto "Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien, en el fondo, era bueno y gentil y tenía mucha necesidad de tener amigos". Por lo tanto, la respuesta correcta es C.
El ogro rojo
Enunciado
El ogro rojo
En lo alto de una vieja montaña de China, habitaba un ogro rojo de gran tamaño, a quien todos temían por su intimidante aspecto. Los niños a menudo hacían bromas sobre que el ogro bajaría a incendiar las casas y las madres los amenazaban, diciéndoles que los devoraría si no se portaban bien.
Todo esto afectaba mucho al pobre ogro, quien en el fondo era bueno y gentil, y tenía mucha necesidad de tener amigos. Así que tuvo una idea para limpiar su reputación ante las personas.
Puso un cartel fuera de su casa en el que escribió: NO TENGAN MIEDO, SOY INOFENSIVO.
Pero mientras estaba poniéndolo, unos niños lo vieron y echaron a correr, aterrorizados por su aspecto. El ogro se puso muy triste.
- ¡Qué injusto!-, dijo llorando - ¿Por qué piensan que soy malo si ni siquiera me conocen?
En ese momento, un ogro azul que pasaba cerca de su casa lo escuchó llorar y se asomó a la ventana.
- ¿Qué te pasa, amigo? -, le preguntó - ¿Por qué estás tan triste?
El ogro rojo le contó lo que le sucedía y después de mucho pensarlo, el ogro azul le propuso una idea: él bajaría al pueblo y fingiría ser malo para que tuvieran una pelea, en la que el ogro rojo lo vencería y quedaría como un héroe ante la gente.
- ¡Pero yo nunca le he pegado a nadie! -, dijo el ogro rojo, preocupado.
- No te preocupes, será pura actuación. Tú confía en mí.
Así lo acordaron. A la mañana siguiente, el ogro azul fue al pueblo y se puso a vociferar, asustando a todas las personas y provocando que se encerraran en sus casas, llenas de miedo. Fue en ese instante que el ogro rojo bajó de su montaña y fingió pelear con el otro.
- ¡Ah, con que tú eres quien está molestando a esta pobre gente! -, exclamaba, falsamente enojado, - ahora verás la paliza que te voy a dar, ¡para que no se te ocurra volver a importunarlos!
Y los dos ogros se enzarzaron en una pelea que, aunque era falsa, llamó la atención de los pobladores que miraban desde sus ventanas.
El ogro azul vio esto y le hizo un guiño con el ojo a su amigo.
- ¡Ten piedad de mí! -, le suplicó. - Me voy, pero ya no me lastimes.
- Está bien -, dijo el ogro rojo, - te voy a dejar, ir con la condición de que nunca vuelvas a querer hacerle daño a nadie de por aquí.
El ogro azul se marchó, fingiendo estar lastimado, y la gente salió de sus casas para agradecerle al ogro rojo, que por primera vez en su vida se sintió realmente aceptado. Cuando más tarde quiso buscar a su compañero para agradecerle su ayuda, encontró que este solo le había dejado una nota, deseándole que fuera feliz.
Entonces entendió que siempre había contado con un amigo de verdad.
Las personas del pueblo aprendieron también que las apariencias engañaban: a veces, algo que se veía realmente aterrador, ocultaba las más bellas sorpresas en su interior.
David Mendez Prieto, Cuentos de miedo para niños.
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¿Cuál de los siguientes adjetivos describe al ogro rojo?
Alternativas
A) Mentiroso.
B) Peligroso.
C) Gracioso.
D) Amistoso.
Respuesta
D
En base al cuento presentado, podemos afirmar que la personalidad del ogro rojo es "amistoso", es decir, alguien al que le gusta hacer y tener amigos. Lo anterior se confirma al comprender que el ogro tenía un amigo ogro y que, además, quería ser amigo de los habitantes del pueblo.
El origen de la lluvia
Enunciado
El origen de la lluvia
Cuentan que hace mucho, muchísimo tiempo, una gota de agua se cansó de estar en el mismo lugar, y quiso navegar por los aires como los pájaros, para conocer el mundo y visitar otras tierras. Tanto fue el deseo de la gotita de agua, que un día le pidió al Sol que le ayudara: "Astro rey, ayúdame a elevarme hasta el cielo para conocer mejor el mundo". Y así lo hizo el Sol. Calentó la gotita con sus rayos, hasta que, poco a poco, se fue convirtiendo en un vapor de agua. Cuando se quedó como un gas, la gotita de agua se elevó al cielo lentamente.
Desde arriba, pudo ver el lugar donde vivía, incluso más allá, pudo ver otros rincones del mundo, otros mares y otras montañas. Anduvo un tiempo la gotita de agua allá en lo alto. Visitó lugares desconocidos, hizo amistades con los pájaros y, de vez en cuando, algún viento la ponía a danzar por todo el cielo azul.
Sin embargo, a los pocos días, la gotita comenzó a sentirse sola. A pesar de contar con la compañía de los pájaros, y la belleza de la tierra vista desde lo alto, nuestra amiga quiso que otras gotitas de agua le acompañaran en su aventura, así que decidió bajar a buscarlas y compartir con ellas todo lo que había vivido.
"Viento, ayúdame a bajar del cielo para ir a buscar a mis amigas". Y el viento así lo hizo. Sopló y sopló un aire frío que congeló la gotita hasta volverse más pesada que el aire, tan pesada que, pronto, comenzó a descender desde las alturas.
Al aterrizar en la tierra, lo hizo sobre un campo de trigo, donde había muchas gotitas que recién despertaban hechas rocío mañanero. "Queridas amigas, acompáñenme hasta el cielo", gritó la gotita y todas estuvieron de acuerdo. Entonces, el Sol las elevó hasta lo alto donde se convirtieron en una hermosa nube, pero, al pasar el tiempo, las gotitas quisieron bajar nuevamente a contarles a otras gotitas sobre lo que habían visto.
Y, desde entonces, siempre que llueve, significa que cada gota de agua ha venido a buscar a sus amigas para jugar y bailar en el cielo.
Lobo Tatiana. El corazón del silencio. Editorial Costa Rica 2012. (Adaptación).
.
¿Qué hizo la gota de agua para subir al cielo?
Alternativas
A) Le pidió al Sol que la ayudara .
C) El viento sopló y sopló hasta elevarla al cielo.
D) Las gotitas del rocio de la mañana le ayudaron a elevarse.
Respuesta
A
En el primer párrafo se refiere a la ayuda que la gotita de agua le pidió al astro Rey, el Sol, para subir a los cielos. De esta forma, el sol la calentó hasta volverla vapor de agua, permitiéndole subir a los cielos. Por tanto, la respuesta correcta es A.
El origen de la lluvia
Enunciado
El origen de la lluvia
Cuentan que hace mucho, muchísimo tiempo, una gota de agua se cansó de estar en el mismo lugar, y quiso navegar por los aires como los pájaros, para conocer el mundo y visitar otras tierras. Tanto fue el deseo de la gotita de agua, que un día le pidió al Sol que le ayudara: "Astro rey, ayúdame a elevarme hasta el cielo para conocer mejor el mundo". Y así lo hizo el Sol. Calentó la gotita con sus rayos, hasta que, poco a poco, se fue convirtiendo en un vapor de agua. Cuando se quedó como un gas, la gotita de agua se elevó al cielo lentamente.
Desde arriba, pudo ver el lugar donde vivía, incluso más allá, pudo ver otros rincones del mundo, otros mares y otras montañas. Anduvo un tiempo la gotita de agua allá en lo alto. Visitó lugares desconocidos, hizo amistades con los pájaros y, de vez en cuando, algún viento la ponía a danzar por todo el cielo azul.
Sin embargo, a los pocos días, la gotita comenzó a sentirse sola. A pesar de contar con la compañía de los pájaros, y la belleza de la tierra vista desde lo alto, nuestra amiga quiso que otras gotitas de agua le acompañaran en su aventura, así que decidió bajar a buscarlas y compartir con ellas todo lo que había vivido.
"Viento, ayúdame a bajar del cielo para ir a buscar a mis amigas". Y el viento así lo hizo. Sopló y sopló un aire frío que congeló la gotita hasta volverse más pesada que el aire, tan pesada que, pronto, comenzó a descender desde las alturas.
Al aterrizar en la tierra, lo hizo sobre un campo de trigo, donde había muchas gotitas que recién despertaban hechas rocío mañanero. "Queridas amigas, acompáñenme hasta el cielo", gritó la gotita y todas estuvieron de acuerdo. Entonces, el Sol las elevó hasta lo alto donde se convirtieron en una hermosa nube, pero, al pasar el tiempo, las gotitas quisieron bajar nuevamente a contarles a otras gotitas sobre lo que habían visto.
Y, desde entonces, siempre que llueve, significa que cada gota de agua ha venido a buscar a sus amigas para jugar y bailar en el cielo.
Lobo Tatiana. El corazón del silencio. Editorial Costa Rica 2012. (Adaptación).
¿Quién es el personaje principal del cuento?
Alternativas
A) El sol
B) La lluvia.
C) La gotita.
Respuesta
C
El personaje principal del cuento es la gota de agua, ya que la historia gira en torno a ella desde principio a fín, lo que la convierte en la protagonista.
El origen de la lluvia
Enunciado
El origen de la lluvia
Cuentan que hace mucho, muchísimo tiempo, una gota de agua se cansó de estar en el mismo lugar, y quiso navegar por los aires como los pájaros, para conocer el mundo y visitar otras tierras. Tanto fue el deseo de la gotita de agua, que un día le pidió al Sol que le ayudara: "Astro rey, ayúdame a elevarme hasta el cielo para conocer mejor el mundo". Y así lo hizo el Sol. Calentó la gotita con sus rayos, hasta que, poco a poco, se fue convirtiendo en un vapor de agua. Cuando se quedó como un gas, la gotita de agua se elevó al cielo lentamente.
Desde arriba, pudo ver el lugar donde vivía, incluso más allá, pudo ver otros rincones del mundo, otros mares y otras montañas. Anduvo un tiempo la gotita de agua allá en lo alto. Visitó lugares desconocidos, hizo amistades con los pájaros y, de vez en cuando, algún viento la ponía a danzar por todo el cielo azul.
Sin embargo, a los pocos días, la gotita comenzó a sentirse sola. A pesar de contar con la compañía de los pájaros, y la belleza de la tierra vista desde lo alto, nuestra amiga quiso que otras gotitas de agua le acompañaran en su aventura, así que decidió bajar a buscarlas y compartir con ellas todo lo que había vivido.
"Viento, ayúdame a bajar del cielo para ir a buscar a mis amigas". Y el viento así lo hizo. Sopló y sopló un aire frío que congeló la gotita hasta volverse más pesada que el aire, tan pesada que, pronto, comenzó a descender desde las alturas.
Al aterrizar en la tierra, lo hizo sobre un campo de trigo, donde había muchas gotitas que recién despertaban hechas rocío mañanero. "Queridas amigas, acompáñenme hasta el cielo", gritó la gotita y todas estuvieron de acuerdo. Entonces, el Sol las elevó hasta lo alto donde se convirtieron en una hermosa nube, pero, al pasar el tiempo, las gotitas quisieron bajar nuevamente a contarles a otras gotitas sobre lo que habían visto.
Y, desde entonces, siempre que llueve, significa que cada gota de agua ha venido a buscar a sus amigas para jugar y bailar en el cielo.
Lobo Tatiana. El corazón del silencio. Editorial Costa Rica 2012. (Adaptación).
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Al principio del cuento, ¿qué problema vive la gota de agua?
Alternativas
A) Se quedó como un gas.
B) Se elevo al cielo sin querer.
C) Se cansó de estar en el mismo lugar.
Respuesta
C
El primer párrafo menciona que el problema de la gota de agua aventurera fue que se cansó de estar en el mismo lugar y, por ello, quiso navegar por los aires. Lo anterior genera que pida ayuda al Sol para así poder volar por primera vez y conocer el mundo desde el cielo. Por lo tanto, la alternativa correcta es C.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
El pequeño pedazo de greda
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-¡Ha llegado mi oportunidad!-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol lo golpearon con fuerza y el viento de la noche lo secó, hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Comenzó a llover, y unas enormes gotas de lluvia se colaron por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de un trapo-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Este es un pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con las manos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos movimientos y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora vive en un estante de la cocina junto a otras tazas, platillos y tazones. Cada pieza es diferente y todas son bellas.
-¡A desayunar! -, llama la madre, mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
¿Cómo se sintió el pedazo de greda justo después de que el niño se fuera del taller?
Alternativas
A) Satisfecho.
B) Asustado.
C) Enfadado.
D) Orgulloso.
Respuesta
CLAVE |
JUSTIFICACIÓN |
B |
La clave para responder esta pregunta se encuentra en el siguiente fragmento, ubicado dentro de los párrafos intermedios del texto: "El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado". Por lo tanto, podemos afirmar que el pedazo de greda se sintió asustado por el peligro en el que se encontraba, dejando de lado las emociones positivas que tenía tras haber sido escogido y utilizado por el niño. Por lo tanto, la respuesta correcta es B. |
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
El pequeño pedazo de greda.
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-¡Ha llegado mi oportunidad!-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol lo golpearon con fuerza y el viento de la noche lo secó, hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Comenzó a llover, y unas enormes gotas de lluvia se colaron por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de un trapo-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Este es un pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con las manos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos movimientos y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora vive en un estante de la cocina junto a otras tazas, platillos y tazones. Cada pieza es diferente y todas son bellas.
-¡A desayunar! -, llama la madre, mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
Finalmente, ¿por qué sacaron el pedazo de greda del baúl?
Alternativas
A) Porque todos los demás terrones de greda ya se habían sacado del baúl.
B) Porque se encontraba muy por encima de otros pedazos de greda.
C) Porque la profesora le ordenó al niño que utilizara ese pedazo.
D) Porque al niño ese pedazo le gustó más que ninguno.
Respuesta
CLAVE |
JUSTIFICACIÓN |
A |
La clave para responder esta pregunta se encuentra en el siguiente fragmento, ubicado dentro de los primeros párrafos del texto: "Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!". Como puede observarse, los niños ya habían sacado todos los trozos de greda que habían, siendo nuestro protagonista la última en salir. Por lo tanto, podemos afirmar que logró salir del baúl debido a que ya no quedaban más trozos de greda, es decir, habían sacado todos los demás terrones. Por lo tanto, la alternativa correcta es A. |
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
El pequeño pedazo de greda.
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-¡Ha llegado mi oportunidad!-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol lo golpearon con fuerza y el viento de la noche lo secó, hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Comenzó a llover, y unas enormes gotas de lluvia se colaron por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de un trapo-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Este es un pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con las manos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos movimientos y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora vive en un estante de la cocina junto a otras tazas, platillos y tazones. Cada pieza es diferente y todas son bellas.
-¡A desayunar! -, llama la madre, mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
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Ordena los siguientes hechos de la historia poniendo números; donde el 1 es para lo primero que ocurre y el 5 para lo último.
_____ El pedazo de greda estuvo a punto de sacarse.
_____ Un niño intentó transformar el pedazo de greda en un recipiente.
_____ Una niña fabricó una taza con el pedazo de greda.
_____ La lluvia hizo que el pedazo de greda se pusiera húmedo y blando.
_____ El pedazo de greda estaba en el interior del baúl.
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Respuesta
ORDEN |
JUSTIFICACIÓN |
(3) El pedazo de greda estuvo a punto de sacarse. (2) Un niño intentó transformar el pedazo de greda en un recipiente. (5) Una niña fabricó una taza con el pedazo de greda. (4) La lluvia hizo que el pedazo de greda se pusiera húmedo y blando. (1) El pedazo de greda estaba en el interior del baúl. |
La respuesta identifica el orden correcto de los acontecimientos del cuento, enumerando con precisión las frases como se muestra a continuación. |
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
El pequeño pedazo de greda.
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-¡Ha llegado mi oportunidad!-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol lo golpearon con fuerza y el viento de la noche lo secó, hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Comenzó a llover, y unas enormes gotas de lluvia se colaron por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de un trapo-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Este es un pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con las manos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos movimientos y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora vive en un estante de la cocina junto a otras tazas, platillos y tazones. Cada pieza es diferente y todas son bellas.
-¡A desayunar! -, llama la madre, mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
Según el cuento leído, ¿cuál fue el descuido del primer niño que jugó con el pedazo de greda?
Alternativas
A) Dejó el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero.
B) Amasó y presionó el pedazo de greda con demasiada fuerza.
C) Dejó el pedazo de greda junto a la ventana.
Respuesta
CLAVE |
JUSTIFICACIÓN |
C |
La clave para responder esta pregunta se encuentra en el siguiente fragmento, ubicado dentro de los párrafos intermedios del texto: "El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro". Como puede observarse, el niño dejó el trozo de greda junto a la ventana, lo que hizo que le llegara viento, facilitando su secado, lo que ponía en peligro a la greda. Así, se puede considerar a este acto como un descuido, ya que lo debía hacer era volver a ubicarlo dentro del baúl. Por lo tanto, la alternativa correcta es C. |
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
El pequeño pedazo de greda.
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-¡Ha llegado mi oportunidad!-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol lo golpearon con fuerza y el viento de la noche lo secó, hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Comenzó a llover, y unas enormes gotas de lluvia se colaron por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de un trapo-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Este es un pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con las manos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos movimientos y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora vive en un estante de la cocina junto a otras tazas, platillos y tazones. Cada pieza es diferente y todas son bellas.
-¡A desayunar! -, llama la madre, mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
Según el texto, ¿cómo es el primer niño que jugó con el pedazo de greda?
A) Amigable, pero desordenado.
B) Inteligente, pero sucio.
C) Alegre, pero silencioso.
D) Ingenioso, pero distraído.
Respuesta
CLAVE |
JUSTIFICACIÓN |
A |
El primer niño que juega con el pedazo de greda tiene bastantes amigos, pues al terminar la clase, este sale corriendo a jugar con ellos, lo que nos permite afirmar que es amistoso. De igual forma, el niño no hizo caso a las indicaciones de la profesora, dejando al pedazo de greda en cualquier parte menos donde se le había indicado. Debido a eso, observamos que el niño es desordenado, pues no dejó al pedazo de greda en el baúl, es decir, donde debería estar. De esta manera, podemos afirmar que la alternativa correcta es A. Se descarta la alternativa B, ya que nada indica que el niño haya sido sucio o desaseado. Se descarta C, puesto que no hay información suficiente para afirmar que el niño fuese silencioso o que directamente no hablara. Finalmente, se descarta D porque el niño no fue capaz de hacer una figura con el pedazo de greda, es decir, no mostró ingenio al momento de crear algo nuevo. |
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
El pequeño pedazo de greda.
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-¡Ha llegado mi oportunidad!-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol lo golpearon con fuerza y el viento de la noche lo secó, hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Comenzó a llover, y unas enormes gotas de lluvia se colaron por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de un trapo-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Este es un pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con las manos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos movimientos y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora vive en un estante de la cocina junto a otras tazas, platillos y tazones. Cada pieza es diferente y todas son bellas.
-¡A desayunar! -, llama la madre, mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
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Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
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¿Cuál era el sueño del pedazo de greda?
A) Ser capaz de hablar con uno de los niños.
B) Emplear la ventana para mirar el mundo.
C) Estar bajo la lluvia para conocer el agua.
D) Ser usado para crear un nuevo objeto.
Respuesta
CLAVE |
JUSTIFICACIÓN |
D |
Como puede comprenderse al leer el primer párrafo del texto, el sueño, anhelo o esperanza del pedazo de greda era poder ser utilizado por alguien para crear una vasija, plato, taza, vaso o cualquier elemento. Al no ser usado, el pedazo de greda se sentía triste, más aún pensando que era el trozo más antiguo del baúl. Apenas tuvo la oportunidad de salir, se sintió muy alegre por estar más cerca de cumplir su sueño, algo que terminó ocurriendo tiempo después al ser tomado por la niña, quien lo transformó en una taza. Una cita textual que avala lo expuesto es la siguiente: "El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente", entendiendo por el contexto que la emoción era de alegría o felicidad. Por todo lo anterior, podemos afirmar que la alternativa correcta es D. |
Juanito y las semillas
Enunciado
Juanito y las semillas
Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en una pequeña cabaña con su madre viuda. Eran muy pobres. Lo único que tenían era un vieja vaca y si no fuese por su leche, muchas veces se habrían acostado sin comer. Pero un buen día, la vaca ya no dio más leche. Entonces la madre le dijo a Juanito:
-Hijo mío, ya no tenemos nada que comer. Mañana debes llevar la vaca al mercado para venderla. Procura conseguir por ella la mayor cantidad posible de dinero.
Juanito obedeció y en el camino se encontró a un viejo que llevaba en la mano un saquito lleno de semillas de colores. El anciano le preguntó dónde iba y cuando Juanito se lo dijo, le ofreció darle cinco semillas a cambio de la vaca, diciéndole que eran semillas mágicas. El muchacho aceptó encantado y mientras el hombre satisfecho con el negocio se alejaba con su vaca, Juanito corrió a su casa a mostrarle las semillas a su madre.
Cuando la pobre mujer escuchó la historia, se enojó muchísimo.
-¿Cómo se te ocurre? -, exclamó-. ¡Cambiar nuestra linda vaca por cinco semillas! ¿De qué nos van a servir? ¡Ni siquiera alcanzan para hacer una sopa!
Muy disgustada, tiró las semillas por la ventana y mandó a Juanito a acostarse sin comer. Al día siguiente, al despertar, Juanito notó que su habitación estaba llena de extrañas sombras. Se acercó a la ventana y vio que las semillas mágicas habían germinado. Una inmensa planta trepadora cubría la ventana y se elevaba por sobre las copas de los árboles, extendiéndose hacia lugares donde no alcanzaba a llegar la vista. Sin pensarlo dos veces, Juanito saltó por la ventana y comenzó a trepar por el larguísimo tallo hasta que comenzó a perder el aliento. Cuando finalmente llegó a la punta de la planta, se encontró en un extraño país y vio a lo lejos un hermoso castillo. Corrió hacia él y llamó a la puerta. Una mujer muy alta le abrió y Juanito le suplicó que le diera alojamiento y comida por una noche.
-¿Estás loco? -, repuso la mujer-. ¿No sabes que mi marido es un ogro que se come a todos los niños? ¡Debes huir de aquí cuanto antes!
Pero Juanito le dijo:
-¿No podrías esconderme en algún sitio? Estoy hambriento y no tengo donde dormir.
-Está bien, haré lo que pueda -, dijo la mujer- pero prométeme que escaparás al amanecer.
Lo llevó a la cocina y le sirvió una buena cena. No había aún terminado de comer cuando oyeron los pesados pasos del gigante. Rápidamente, Juanito se escondió en el horno y, en ese mismo momento, entró el ogro a la cocina.
-¡Siento olor a carne humana aquí! -, exclamó con voz terrible.
-¡Qué tonterías dices! -, dijo la mujer-. Lo que hueles es el cerdito que te preparé para la cena. Siéntate a comer.
El ogro, con gran apetito, se sentó a comer y cuando hubo terminado gritó:
-¡Mujer, tráeme mi saquito de oro!
La mujer puso una bolsa de oro sobre la mesa y el marido, después de entretenerse contando sus monedas, las volvió a guardar en el saquito y empezó a bostezar. Al poco rato, cayó el ogro en un sueño profundo. Roncaba tan fuerte que hacía temblar las paredes. Al oír los ronquidos, Juanito saltó del horno, cogió la bolsa llena de monedas y, corriendo lo más rápido que pudo, alcanzó la planta mágica y bajó ágilmente por sus ramas.
Lleno de alegría llegó a su casa. Entregó el dinero a su madre, le contó lo que le había sucedido y, por varios meses, vivieron cómodamente. Pero llegó un día en que la bolsa ya no tenía ni una sola moneda más. Juanito trepó otra vez por la planta, se dirigió al castillo y, nuevamente, le pidió a la mujer del ogro que le diera de comer y le permitiera pasar la noche. Tanto insistió Juanito que, al fin, la mujer se compadeció de él y después de alimentarlo, le permitió esconderse en un baúl.
Volvió el ogro de sus correrías y, al entrar en la cocina, gritó con espantosa voz:
-¡Siento olor a carne humana aquí!
-¡Qué tonterías dices! -, replicó la mujer-. Lo que hueles es la vaca que te he preparado para cenar.
El gigante se sentó gruñendo y empezó a comer hasta hartarse…
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Asensi Julia and Josep Cabrinety. Brisas de primavera: cuentos para niños y niñas. Libreria de Antonio J. Bastinos 1897. Fragmento.
Según el texto, ¿cómo se alimentaban en un comienzo Juanito y su mamá?
Alternativas
A) Con semillas de colores.
B) Con una planta trepadora.
C) Con la leche de una vieja vaca.
D) Con un cerdito que habían asado.
Respuestas
CLAVE | JUSTIFICACIÓN |
C | En el primer parrafo del texto se menciona que "Su único sustento era una vieja vaca y si no fuese por su leche, muchas veces se habrían acostado sin comer". Por ello, podemos afirmar que la opción correcta es la C. |
Juanito y las semillas
Enunciado
Juanito y las semillas
Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en una pequeña cabaña con su madre viuda. Eran muy pobres. Lo único que tenían era un vieja vaca y si no fuese por su leche, muchas veces se habrían acostado sin comer. Pero un buen día, la vaca ya no dio más leche. Entonces la madre le dijo a Juanito:
-Hijo mío, ya no tenemos nada que comer. Mañana debes llevar la vaca al mercado para venderla. Procura conseguir por ella la mayor cantidad posible de dinero.
Juanito obedeció y en el camino se encontró a un viejo que llevaba en la mano un saquito lleno de semillas de colores. El anciano le preguntó dónde iba y cuando Juanito se lo dijo, le ofreció darle cinco semillas a cambio de la vaca, diciéndole que eran semillas mágicas. El muchacho aceptó encantado y mientras el hombre satisfecho con el negocio se alejaba con su vaca, Juanito corrió a su casa a mostrarle las semillas a su madre.
Cuando la pobre mujer escuchó la historia, se enojó muchísimo.
-¿Cómo se te ocurre? -, exclamó-. ¡Cambiar nuestra linda vaca por cinco semillas! ¿De qué nos van a servir? ¡Ni siquiera alcanzan para hacer una sopa!
Muy disgustada, tiró las semillas por la ventana y mandó a Juanito a acostarse sin comer. Al día siguiente, al despertar, Juanito notó que su habitación estaba llena de extrañas sombras. Se acercó a la ventana y vio que las semillas mágicas habían germinado. Una inmensa planta trepadora cubría la ventana y se elevaba por sobre las copas de los árboles, extendiéndose hacia lugares donde no alcanzaba a llegar la vista. Sin pensarlo dos veces, Juanito saltó por la ventana y comenzó a trepar por el larguísimo tallo hasta que comenzó a perder el aliento. Cuando finalmente llegó a la punta de la planta, se encontró en un extraño país y vio a lo lejos un hermoso castillo. Corrió hacia él y llamó a la puerta. Una mujer muy alta le abrió y Juanito le suplicó que le diera alojamiento y comida por una noche.
-¿Estás loco? -, repuso la mujer-. ¿No sabes que mi marido es un ogro que se come a todos los niños? ¡Debes huir de aquí cuanto antes!
Pero Juanito le dijo:
-¿No podrías esconderme en algún sitio? Estoy hambriento y no tengo donde dormir.
-Está bien, haré lo que pueda -, dijo la mujer- pero prométeme que escaparás al amanecer.
Lo llevó a la cocina y le sirvió una buena cena. No había aún terminado de comer cuando oyeron los pesados pasos del gigante. Rápidamente, Juanito se escondió en el horno y, en ese mismo momento, entró el ogro a la cocina.
-¡Siento olor a carne humana aquí! -, exclamó con voz terrible.
-¡Qué tonterías dices! -, dijo la mujer-. Lo que hueles es el cerdito que te preparé para la cena. Siéntate a comer.
El ogro, con gran apetito, se sentó a comer y cuando hubo terminado gritó:
-¡Mujer, tráeme mi saquito de oro!
La mujer puso una bolsa de oro sobre la mesa y el marido, después de entretenerse contando sus monedas, las volvió a guardar en el saquito y empezó a bostezar. Al poco rato, cayó el ogro en un sueño profundo. Roncaba tan fuerte que hacía temblar las paredes. Al oír los ronquidos, Juanito saltó del horno, cogió la bolsa llena de monedas y, corriendo lo más rápido que pudo, alcanzó la planta mágica y bajó ágilmente por sus ramas.
Lleno de alegría llegó a su casa. Entregó el dinero a su madre, le contó lo que le había sucedido y, por varios meses, vivieron cómodamente. Pero llegó un día en que la bolsa ya no tenía ni una sola moneda más. Juanito trepó otra vez por la planta, se dirigió al castillo y, nuevamente, le pidió a la mujer del ogro que le diera de comer y le permitiera pasar la noche. Tanto insistió Juanito que, al fin, la mujer se compadeció de él y después de alimentarlo, le permitió esconderse en un baúl.
Volvió el ogro de sus correrías y, al entrar en la cocina, gritó con espantosa voz:
-¡Siento olor a carne humana aquí!
-¡Qué tonterías dices! -, replicó la mujer-. Lo que hueles es la vaca que te he preparado para cenar.
El gigante se sentó gruñendo y empezó a comer hasta hartarse…
.
Asensi Julia and Josep Cabrinety. Brisas de primavera: cuentos para niños y niñas. Libreria de Antonio J. Bastinos 1897. Fragmento.
Según el texto, ¿Por qué la mamá se molestó con su hijo Juanito?
Alternativas
A) Porque trepó un árbol gigante.
B) Porque se fue a su cama sin cenar.
C) Porque robó dinero de una familia de ogros.
D) Porque intercambió su vaca por cinco semillas.
Respuestas
CLAVE | JUSTIFICACIÓN |
D | En el quinto párrafo del texto se indica que la mamá de Juanito le dice: "- ¿Cómo se te ocurre? -, exclamó-. ¡Cambiar nuestra linda vaca por cinco semillas!". Por esta razón, podemos afirmar que la alternativa correcta es D. |
Juanito y las semillas
Enunciado
Juanito y las semillas
Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en una pequeña cabaña con su madre viuda. Eran muy pobres. Lo único que tenían era un vieja vaca y si no fuese por su leche, muchas veces se habrían acostado sin comer. Pero un buen día, la vaca ya no dio más leche. Entonces la madre le dijo a Juanito:
-Hijo mío, ya no tenemos nada que comer. Mañana debes llevar la vaca al mercado para venderla. Procura conseguir por ella la mayor cantidad posible de dinero.
Juanito obedeció y en el camino se encontró a un viejo que llevaba en la mano un saquito lleno de semillas de colores. El anciano le preguntó dónde iba y cuando Juanito se lo dijo, le ofreció darle cinco semillas a cambio de la vaca, diciéndole que eran semillas mágicas. El muchacho aceptó encantado y mientras el hombre satisfecho con el negocio se alejaba con su vaca, Juanito corrió a su casa a mostrarle las semillas a su madre.
Cuando la pobre mujer escuchó la historia, se enojó muchísimo.
-¿Cómo se te ocurre? -, exclamó-. ¡Cambiar nuestra linda vaca por cinco semillas! ¿De qué nos van a servir? ¡Ni siquiera alcanzan para hacer una sopa!
Muy disgustada, tiró las semillas por la ventana y mandó a Juanito a acostarse sin comer. Al día siguiente, al despertar, Juanito notó que su habitación estaba llena de extrañas sombras. Se acercó a la ventana y vio que las semillas mágicas habían germinado. Una inmensa planta trepadora cubría la ventana y se elevaba por sobre las copas de los árboles, extendiéndose hacia lugares donde no alcanzaba a llegar la vista. Sin pensarlo dos veces, Juanito saltó por la ventana y comenzó a trepar por el larguísimo tallo hasta que comenzó a perder el aliento. Cuando finalmente llegó a la punta de la planta, se encontró en un extraño país y vio a lo lejos un hermoso castillo. Corrió hacia él y llamó a la puerta. Una mujer muy alta le abrió y Juanito le suplicó que le diera alojamiento y comida por una noche.
-¿Estás loco? -, repuso la mujer-. ¿No sabes que mi marido es un ogro que se come a todos los niños? ¡Debes huir de aquí cuanto antes!
Pero Juanito le dijo:
-¿No podrías esconderme en algún sitio? Estoy hambriento y no tengo donde dormir.
-Está bien, haré lo que pueda -, dijo la mujer- pero prométeme que escaparás al amanecer.
Lo llevó a la cocina y le sirvió una buena cena. No había aún terminado de comer cuando oyeron los pesados pasos del gigante. Rápidamente, Juanito se escondió en el horno y, en ese mismo momento, entró el ogro a la cocina.
-¡Siento olor a carne humana aquí! -, exclamó con voz terrible.
-¡Qué tonterías dices! -, dijo la mujer-. Lo que hueles es el cerdito que te preparé para la cena. Siéntate a comer.
El ogro, con gran apetito, se sentó a comer y cuando hubo terminado gritó:
-¡Mujer, tráeme mi saquito de oro!
La mujer puso una bolsa de oro sobre la mesa y el marido, después de entretenerse contando sus monedas, las volvió a guardar en el saquito y empezó a bostezar. Al poco rato, cayó el ogro en un sueño profundo. Roncaba tan fuerte que hacía temblar las paredes. Al oír los ronquidos, Juanito saltó del horno, cogió la bolsa llena de monedas y, corriendo lo más rápido que pudo, alcanzó la planta mágica y bajó ágilmente por sus ramas.
Lleno de alegría llegó a su casa. Entregó el dinero a su madre, le contó lo que le había sucedido y, por varios meses, vivieron cómodamente. Pero llegó un día en que la bolsa ya no tenía ni una sola moneda más. Juanito trepó otra vez por la planta, se dirigió al castillo y, nuevamente, le pidió a la mujer del ogro que le diera de comer y le permitiera pasar la noche. Tanto insistió Juanito que, al fin, la mujer se compadeció de él y después de alimentarlo, le permitió esconderse en un baúl.
Volvió el ogro de sus correrías y, al entrar en la cocina, gritó con espantosa voz:
-¡Siento olor a carne humana aquí!
-¡Qué tonterías dices! -, replicó la mujer-. Lo que hueles es la vaca que te he preparado para cenar.
El gigante se sentó gruñendo y empezó a comer hasta hartarse…
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Asensi Julia and Josep Cabrinety. Brisas de primavera: cuentos para niños y niñas. Libreria de Antonio J. Bastinos 1897. Fragmento.
¿Por qué Juanito volvió a subir al castillo de los ogros?
Alternativas
A) Porque debía visitar a su nueva amiga, la esposa del ogro.
B) Porque quería conseguir más monedas, pues se le habían acabado.
C) Porque deseaba conversar con el ogro, pues quería negociar con él.
Respuestas
CLAVE | JUSTIFICACIÓN |
B | En los últimos párrafos del texto se indica lo siguiente: "Pero llegó un día en que la bolsa ya no tenía ni una sola moneda más." Inmediatamente después, específicamente en el párrafo siguiente, el narrador indica que "Juanito trepó otra vez por la planta, se dirigió al castillo y, nuevamente, le pidió a la mujer del ogro que le diera de comer y le permitiera pasar la noche". Gracias a esta información, más la comprensión total del texto, podemos afirmar que Juanito volvió a subir para robarle más monedas al ogro. Esto porque se le habían acabado y porque, además, ya sabía cómo y en qué momento llevarse el dinero. Por lo tanto, la respuesta correcta es B. |
Juanito y las semillas
Enunciado
Juanito y las semillas
Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en una pequeña cabaña con su madre viuda. Eran muy pobres. Lo único que tenían era un vieja vaca y si no fuese por su leche, muchas veces se habrían acostado sin comer. Pero un buen día, la vaca ya no dio más leche. Entonces la madre le dijo a Juanito:
-Hijo mío, ya no tenemos nada que comer. Mañana debes llevar la vaca al mercado para venderla. Procura conseguir por ella la mayor cantidad posible de dinero.
Juanito obedeció y en el camino se encontró a un viejo que llevaba en la mano un saquito lleno de semillas de colores. El anciano le preguntó dónde iba y cuando Juanito se lo dijo, le ofreció darle cinco semillas a cambio de la vaca, diciéndole que eran semillas mágicas. El muchacho aceptó encantado y mientras el hombre satisfecho con el negocio se alejaba con su vaca, Juanito corrió a su casa a mostrarle las semillas a su madre.
Cuando la pobre mujer escuchó la historia, se enojó muchísimo.
-¿Cómo se te ocurre? -, exclamó-. ¡Cambiar nuestra linda vaca por cinco semillas! ¿De qué nos van a servir? ¡Ni siquiera alcanzan para hacer una sopa!
Muy disgustada, tiró las semillas por la ventana y mandó a Juanito a acostarse sin comer. Al día siguiente, al despertar, Juanito notó que su habitación estaba llena de extrañas sombras. Se acercó a la ventana y vio que las semillas mágicas habían germinado. Una inmensa planta trepadora cubría la ventana y se elevaba por sobre las copas de los árboles, extendiéndose hacia lugares donde no alcanzaba a llegar la vista. Sin pensarlo dos veces, Juanito saltó por la ventana y comenzó a trepar por el larguísimo tallo hasta que comenzó a perder el aliento. Cuando finalmente llegó a la punta de la planta, se encontró en un extraño país y vio a lo lejos un hermoso castillo. Corrió hacia él y llamó a la puerta. Una mujer muy alta le abrió y Juanito le suplicó que le diera alojamiento y comida por una noche.
-¿Estás loco? -, repuso la mujer-. ¿No sabes que mi marido es un ogro que se come a todos los niños? ¡Debes huir de aquí cuanto antes!
Pero Juanito le dijo:
-¿No podrías esconderme en algún sitio? Estoy hambriento y no tengo donde dormir.
-Está bien, haré lo que pueda -, dijo la mujer- pero prométeme que escaparás al amanecer.
Lo llevó a la cocina y le sirvió una buena cena. No había aún terminado de comer cuando oyeron los pesados pasos del gigante. Rápidamente, Juanito se escondió en el horno y, en ese mismo momento, entró el ogro a la cocina.
-¡Siento olor a carne humana aquí! -, exclamó con voz terrible.
-¡Qué tonterías dices! -, dijo la mujer-. Lo que hueles es el cerdito que te preparé para la cena. Siéntate a comer.
El ogro, con gran apetito, se sentó a comer y cuando hubo terminado gritó:
-¡Mujer, tráeme mi saquito de oro!
La mujer puso una bolsa de oro sobre la mesa y el marido, después de entretenerse contando sus monedas, las volvió a guardar en el saquito y empezó a bostezar. Al poco rato, cayó el ogro en un sueño profundo. Roncaba tan fuerte que hacía temblar las paredes. Al oír los ronquidos, Juanito saltó del horno, cogió la bolsa llena de monedas y, corriendo lo más rápido que pudo, alcanzó la planta mágica y bajó ágilmente por sus ramas.
Lleno de alegría llegó a su casa. Entregó el dinero a su madre, le contó lo que le había sucedido y, por varios meses, vivieron cómodamente. Pero llegó un día en que la bolsa ya no tenía ni una sola moneda más. Juanito trepó otra vez por la planta, se dirigió al castillo y, nuevamente, le pidió a la mujer del ogro que le diera de comer y le permitiera pasar la noche. Tanto insistió Juanito que, al fin, la mujer se compadeció de él y después de alimentarlo, le permitió esconderse en un baúl.
Volvió el ogro de sus correrías y, al entrar en la cocina, gritó con espantosa voz:
-¡Siento olor a carne humana aquí!
-¡Qué tonterías dices! -, replicó la mujer-. Lo que hueles es la vaca que te he preparado para cenar.
El gigante se sentó gruñendo y empezó a comer hasta hartarse…
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Asensi Julia and Josep Cabrinety. Brisas de primavera: cuentos para niños y niñas. Libreria de Antonio J. Bastinos 1897. Fragmento.
¿Cómo es la esposa del ogro?
Alternativas
A) Amable.
B) Bromista.
C) Temerosa.
D) Olvidadiza.
Respuestas
CLAVE | JUSTIFICACIÓN |
A | En el texto se nos presenta a la esposa del ogro como una mujer amable, esto porque le permite pasar a Juanito, le da de comer algo abundante e incluso lo esconde para que esposo no se lo coma. Además, esto lo hace dos veces en el relato, confirmando su carácter amable. Por lo tanto, la respuesta correcta es A. |
Juanito y las Semillas
Enunciado
Juanito y las semillas
Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en una pequeña cabaña con su madre viuda. Eran muy pobres. Lo único que tenían era un vieja vaca y si no fuese por su leche, muchas veces se habrían acostado sin comer. Pero un buen día, la vaca ya no dio más leche. Entonces la madre le dijo a Juanito:
-Hijo mío, ya no tenemos nada que comer. Mañana debes llevar la vaca al mercado para venderla. Procura conseguir por ella la mayor cantidad posible de dinero.
Juanito obedeció y en el camino se encontró a un viejo que llevaba en la mano un saquito lleno de semillas de colores. El anciano le preguntó dónde iba y cuando Juanito se lo dijo, le ofreció darle cinco semillas a cambio de la vaca, diciéndole que eran semillas mágicas. El muchacho aceptó encantado y mientras el hombre satisfecho con el negocio se alejaba con su vaca, Juanito corrió a su casa a mostrarle las semillas a su madre.
Cuando la pobre mujer escuchó la historia, se enojó muchísimo.
-¿Cómo se te ocurre? -, exclamó-. ¡Cambiar nuestra linda vaca por cinco semillas! ¿De qué nos van a servir? ¡Ni siquiera alcanzan para hacer una sopa!
Muy disgustada, tiró las semillas por la ventana y mandó a Juanito a acostarse sin comer. Al día siguiente, al despertar, Juanito notó que su habitación estaba llena de extrañas sombras. Se acercó a la ventana y vio que las semillas mágicas habían germinado. Una inmensa planta trepadora cubría la ventana y se elevaba por sobre las copas de los árboles, extendiéndose hacia lugares donde no alcanzaba a llegar la vista. Sin pensarlo dos veces, Juanito saltó por la ventana y comenzó a trepar por el larguísimo tallo hasta que comenzó a perder el aliento. Cuando finalmente llegó a la punta de la planta, se encontró en un extraño país y vio a lo lejos un hermoso castillo. Corrió hacia él y llamó a la puerta. Una mujer muy alta le abrió y Juanito le suplicó que le diera alojamiento y comida por una noche.
-¿Estás loco? -, repuso la mujer-. ¿No sabes que mi marido es un ogro que se come a todos los niños? ¡Debes huir de aquí cuanto antes!
Pero Juanito le dijo:
-¿No podrías esconderme en algún sitio? Estoy hambriento y no tengo donde dormir.
-Está bien, haré lo que pueda -, dijo la mujer- pero prométeme que escaparás al amanecer.
Lo llevó a la cocina y le sirvió una buena cena. No había aún terminado de comer cuando oyeron los pesados pasos del gigante. Rápidamente, Juanito se escondió en el horno y, en ese mismo momento, entró el ogro a la cocina.
-¡Siento olor a carne humana aquí! -, exclamó con voz terrible.
-¡Qué tonterías dices! -, dijo la mujer-. Lo que hueles es el cerdito que te preparé para la cena. Siéntate a comer.
El ogro, con gran apetito, se sentó a comer y cuando hubo terminado gritó:
-¡Mujer, tráeme mi saquito de oro!
La mujer puso una bolsa de oro sobre la mesa y el marido, después de entretenerse contando sus monedas, las volvió a guardar en el saquito y empezó a bostezar. Al poco rato, cayó el ogro en un sueño profundo. Roncaba tan fuerte que hacía temblar las paredes. Al oír los ronquidos, Juanito saltó del horno, cogió la bolsa llena de monedas y, corriendo lo más rápido que pudo, alcanzó la planta mágica y bajó ágilmente por sus ramas.
Lleno de alegría llegó a su casa. Entregó el dinero a su madre, le contó lo que le había sucedido y, por varios meses, vivieron cómodamente. Pero llegó un día en que la bolsa ya no tenía ni una sola moneda más. Juanito trepó otra vez por la planta, se dirigió al castillo y, nuevamente, le pidió a la mujer del ogro que le diera de comer y le permitiera pasar la noche. Tanto insistió Juanito que, al fin, la mujer se compadeció de él y después de alimentarlo, le permitió esconderse en un baúl.
Volvió el ogro de sus correrías y, al entrar en la cocina, gritó con espantosa voz:
-¡Siento olor a carne humana aquí!
-¡Qué tonterías dices! -, replicó la mujer-. Lo que hueles es la vaca que te he preparado para cenar.
El gigante se sentó gruñendo y empezó a comer hasta hartarse…
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Asensi Julia and Josep Cabrinety. Brisas de primavera: cuentos para niños y niñas. Libreria de Antonio J. Bastinos 1897. Fragmento.
De acuerdo al texto, ¿con quién vive Juanito?
Alternativas
A) Con un anciano.
B) Con su madre viuda.
C) Con una mujer enorme.
D) Con un ogro y su esposa.
Respuesta
B
Como puede apreciarse en el primer párrafo, Juanito vivía con su madre viuda: "Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en una pequeña cabaña con su madre viuda". Por lo tanto, la respuesta correcta es B.
Mi auto de carreras
Enunciado
Mi auto de carreras
César es un niño de 10 años y quiere tener un auto de carreras.
Le pide a su mamá que se lo compre, pero ella le dice que ya tiene muchos. Pero César no quiere un auto de juguete, él quiere uno de verdad.
Su mamá le explica que un niño no puede tener un auto de verdad, porque es peligroso y los niños no conducen.
César le dice a su amigo Carlos que lo ayude, porque va a construir su propio auto de carreras.
César y Carlos trabajaron y trabajaron durante mucho tiempo. A veces querían darse por vencidos, pero no abandonaron su proyecto. Otras veces se peleaban, pero siempre volvían a ser amigos.
Y por fin, después de muchos años y mucho trabajo, ¡César tuvo su auto de carreras! Y lo pudo manejar porque ya no era un niño, él ya era todo un joven que disfrutaba de la emoción de competir a máxima velocidad.
Anónimo.
¿Por qué la mamá de César no quería comprarle un auto de carreras de verdad?
Alternativas
A) Eran muy grandes.
B) Eran muy costosos.
C) Eran muy peligrosos.
Respuesta
C
En el primer dialogo que sostiene César con su mamá, ella le hace referencia que no le comprará un auto de carreras de verdad porque es muy peligroso. Por lo tanto la respuesta correcta es la letra " C".
Mi auto de carreras
Enunciado
Mi auto de carreras
César es un niño de 10 años y quiere tener un auto de carreras.
Le pide a su mamá que se lo compre, pero ella le dice que ya tiene muchos. Pero César no quiere un auto de juguete, él quiere uno de verdad.
Su mamá le explica que un niño no puede tener un auto de verdad, porque es peligroso y los niños no conducen.
César le dice a su amigo Carlos que lo ayude, porque va a construir su propio auto de carreras.
César y Carlos trabajaron y trabajaron durante mucho tiempo. A veces querían darse por vencidos, pero no abandonaron su proyecto. Otras veces se peleaban, pero siempre volvían a ser amigos.
Y por fin, después de muchos años y mucho trabajo, ¡César tuvo su auto de carreras! Y lo pudo manejar porque ya no era un niño, él ya era todo un joven que disfrutaba de la emoción de competir a máxima velocidad.
Anónimo.
¿Con quién construye César su auto de carreras?
Alternativas
A) Con su mamá.
B) Con su papá.
C) Con su amigo.
Respuesta
C
En el relato se señala que César le dice a su amigo Carlos que le ayude. Por lo que la alternativa correcta es la letra "C".
Pajaritos en la cabeza
Enunciado
Pajaritos en la cabeza
Roberto no era un niño muy limpio que digamos. Y, la verdad, es que sus padres siempre estaban muy ocupados en cosas importantes. Cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo, le recordaba:
-¡Roberto! Báñate tú solito, ya eres grande y puedes hacerlo. ¡Ah! Y no te olvides de lavarte muy bien la cabeza.
-Sí, mamá -, respondía el niño.
Entonces Roberto entraba al baño y echaba a correr el agua de la ducha, mojando el piso y la toalla para que pareciera que se había bañado.
Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo su periódico preferido. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, la mamá de Roberto le preguntaba al papá:
-¿Se bañó el niño?
El papá asentía con un movimiento de cabeza, pues estaba muy ocupado mirando las importantes noticias en la televisión.
Y la mamá se quedaba tranquila.
Otras veces era el papá quien al salir a su trabajo le decía:
-Roberto, báñate y acuérdate de lavarte muy bien la cabeza.
Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, el papá le preguntaba a mamá:
-¿Se bañó el niño?
La mamá asentía con un movimiento de cabeza pensando en... ¡vaya a saber qué problema de su oficina!
Entonces el papá se quedaba tranquilo.
Y como nadie se aseguraba de que Roberto se hubiera bañado verdaderamente, ¿para qué hacerlo? De esta manera, las cosas cada día se iba acumulando, más polvo sobre su cabeza; pelusas, semillas, basuritas y cualquier cosa que cayera sobre su negro pelo enrulado, ya no volvía a salir de allí nunca más.
En verdad, a Roberto le pesaba un poco la cabeza, pero no era como para preocuparse.
Un día, sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse, pues esa mañana, cuando abrió el agua de la ducha, algunas gotas mojaron el polvo que había sobre su cabeza y una de las semillas empezó a germinar. Echó raíces, un tallo, hojas… Y, poco a poco, un arbolito empezó a crecer sobre la cabeza del niño.
Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Roberto se dieron cuenta de aquello. Y menos de los dos pajaritos que llegaron allí en busca de un lugar donde hacer su nido.
Adaptación de Schkolnik Saúl. Pajaritos en la cabeza (fragmento). Recuperado de: https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140106_recurso_1.pdf
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¿Cómo eran los papás de Roberto con su hijo?
Alternativas
A) Sucios.
B) Trabajadores.
C) Descuidados.
Respuesta
C
La respuesta correcta es C. Porque caracteriza personajes a partir de la comprensión del sentido global.
Pajaritos en la cabeza
Enunciado
Pajaritos en la cabeza
Roberto no era un niño muy limpio que digamos. Y, la verdad, es que sus padres siempre estaban muy ocupados en cosas importantes. Cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo, le recordaba:
-¡Roberto! Báñate tú solito, ya eres grande y puedes hacerlo. ¡Ah! Y no te olvides de lavarte muy bien la cabeza.
-Sí, mamá -, respondía el niño.
Entonces Roberto entraba al baño y echaba a correr el agua de la ducha, mojando el piso y la toalla para que pareciera que se había bañado.
Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo su periódico preferido. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, la mamá de Roberto le preguntaba al papá:
-¿Se bañó el niño?
El papá asentía con un movimiento de cabeza, pues estaba muy ocupado mirando las importantes noticias en la televisión.
Y la mamá se quedaba tranquila.
Otras veces era el papá quien al salir a su trabajo le decía:
-Roberto, báñate y acuérdate de lavarte muy bien la cabeza.
Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, el papá le preguntaba a mamá:
-¿Se bañó el niño?
La mamá asentía con un movimiento de cabeza pensando en... ¡vaya a saber qué problema de su oficina!
Entonces el papá se quedaba tranquilo.
Y como nadie se aseguraba de que Roberto se hubiera bañado verdaderamente, ¿para qué hacerlo? De esta manera, las cosas cada día se iba acumulando, más polvo sobre su cabeza; pelusas, semillas, basuritas y cualquier cosa que cayera sobre su negro pelo enrulado, ya no volvía a salir de allí nunca más.
En verdad, a Roberto le pesaba un poco la cabeza, pero no era como para preocuparse.
Un día, sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse, pues esa mañana, cuando abrió el agua de la ducha, algunas gotas mojaron el polvo que había sobre su cabeza y una de las semillas empezó a germinar. Echó raíces, un tallo, hojas… Y, poco a poco, un arbolito empezó a crecer sobre la cabeza del niño.
Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Roberto se dieron cuenta de aquello. Y menos de los dos pajaritos que llegaron allí en busca de un lugar donde hacer su nido.
Adaptación de Schkolnik Saúl. Pajaritos en la cabeza (fragmento)
¿Qué hacía el padre de Roberto mientras desayunaba?
Alternativas
A) Veía televisión.
B) Leía el periódico.
C) Conversaba con Roberto.
Respuesta
Respuesta correcta B.
El texto menciona que el padre de Roberto tomaba desayuno leyendo su periódico favorito y que por la noche estaba ocupado mirando importantes noticias en la televisión. Por lo tanto, la alternativa correcta es B.
Pajaritos en la cabeza
Enunciado
Pajaritos en la cabeza
Roberto no era un niño muy limpio que digamos. Y, la verdad, es que sus padres siempre estaban muy ocupados en cosas importantes. Cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo, le recordaba:
-¡Roberto! Báñate tú solito, ya eres grande y puedes hacerlo. ¡Ah! Y no te olvides de lavarte muy bien la cabeza.
-Sí, mamá -, respondía el niño.
Entonces Roberto entraba al baño y echaba a correr el agua de la ducha, mojando el piso y la toalla para que pareciera que se había bañado.
Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo su periódico preferido. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, la mamá de Roberto le preguntaba al papá:
-¿Se bañó el niño?
El papá asentía con un movimiento de cabeza, pues estaba muy ocupado mirando las importantes noticias en la televisión.
Y la mamá se quedaba tranquila.
Otras veces era el papá quien al salir a su trabajo le decía:
-Roberto, báñate y acuérdate de lavarte muy bien la cabeza.
Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, el papá le preguntaba a mamá:
-¿Se bañó el niño?
La mamá asentía con un movimiento de cabeza pensando en... ¡vaya a saber qué problema de su oficina!
Entonces el papá se quedaba tranquilo.
Y como nadie se aseguraba de que Roberto se hubiera bañado verdaderamente, ¿para qué hacerlo? De esta manera, las cosas cada día se iba acumulando, más polvo sobre su cabeza; pelusas, semillas, basuritas y cualquier cosa que cayera sobre su negro pelo enrulado, ya no volvía a salir de allí nunca más.
En verdad, a Roberto le pesaba un poco la cabeza, pero no era como para preocuparse.
Un día, sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse, pues esa mañana, cuando abrió el agua de la ducha, algunas gotas mojaron el polvo que había sobre su cabeza y una de las semillas empezó a germinar. Echó raíces, un tallo, hojas… Y, poco a poco, un arbolito empezó a crecer sobre la cabeza del niño.
Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Roberto se dieron cuenta de aquello. Y menos de los dos pajaritos que llegaron allí en busca de un lugar donde hacer su nido.
Adaptación de Schkolnik Saúl. Pajaritos en la cabeza (fragmento). Recuperado de: https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140106_recurso_1.pdf
¿Qué le pasó a Roberto por no bañarse?
Alternativas
A) Sus padres dejaron de prestarle atención.
B) Le creció un árbol en la cabeza.
C) Su pelo se volvio negro.
Respuesta
B
La respuesta correcta es B, porque la consecuencia de no bañarse es que una semilla en su cabeza comenzó a germinar y finalmente creció un árbol. La opción A se descarta ya que la falta de atención de los padres es causa, y no consecuencia del problema de Roberto. La opción C se descarta porque en el texto se menciona que Roberto tiene el cabello negro, pero no por efecto de no bañarse.
Pajaritos en la cabeza
Enunciado
Pajaritos en la cabeza
Roberto no era un niño muy limpio que digamos. Y, la verdad, es que sus padres siempre estaban muy ocupados en cosas importantes. Cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo, le recordaba:
-¡Roberto! Báñate tú solito, ya eres grande y puedes hacerlo. ¡Ah! Y no te olvides de lavarte muy bien la cabeza.
-Sí, mamá -, respondía el niño.
Entonces Roberto entraba al baño y echaba a correr el agua de la ducha, mojando el piso y la toalla para que pareciera que se había bañado.
Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo su periódico preferido. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, la mamá de Roberto le preguntaba al papá:
-¿Se bañó el niño?
El papá asentía con un movimiento de cabeza, pues estaba muy ocupado mirando las importantes noticias en la televisión.
Y la mamá se quedaba tranquila.
Otras veces era el papá quien al salir a su trabajo le decía:
-Roberto, báñate y acuérdate de lavarte muy bien la cabeza.
Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, el papá le preguntaba a mamá:
-¿Se bañó el niño?
La mamá asentía con un movimiento de cabeza pensando en... ¡vaya a saber qué problema de su oficina!
Entonces el papá se quedaba tranquilo.
Y como nadie se aseguraba de que Roberto se hubiera bañado verdaderamente, ¿para qué hacerlo? De esta manera, las cosas cada día se iba acumulando, más polvo sobre su cabeza; pelusas, semillas, basuritas y cualquier cosa que cayera sobre su negro pelo enrulado, ya no volvía a salir de allí nunca más.
En verdad, a Roberto le pesaba un poco la cabeza, pero no era como para preocuparse.
Un día, sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse, pues esa mañana, cuando abrió el agua de la ducha, algunas gotas mojaron el polvo que había sobre su cabeza y una de las semillas empezó a germinar. Echó raíces, un tallo, hojas… Y, poco a poco, un arbolito empezó a crecer sobre la cabeza del niño.
Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Roberto se dieron cuenta de aquello. Y menos de los dos pajaritos que llegaron allí en busca de un lugar donde hacer su nido.
Adaptación de Schkolnik Saúl. Pajaritos en la cabeza (fragmento). Recuperado de: https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140106_recurso_1.pdf
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Según el texto, ¿Qué hacía Roberto cuando lo mandaban a bañarse?
Alternativas
A) Obedecía a sus padres y se bañaba.
B) Ponía a correr el agua para que los papás creyeran que se bañaba.
C) Algunas veces se bañaba y otras solo dejaba correr el agua de la ducha.
Respuesta
B
La respuesta correcta es B. Y se responde a partir de información explícita en el texto.
Pajaritos en la cabeza
Enunciado
Pajaritos en la cabeza
Roberto no era un niño muy limpio que digamos. Y, la verdad, es que sus padres siempre estaban muy ocupados en cosas importantes. Cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo, le recordaba:
-¡Roberto! Báñate tú solito, ya eres grande y puedes hacerlo. ¡Ah! Y no te olvides de lavarte muy bien la cabeza.
-Sí, mamá -, respondía el niño.
Entonces Roberto entraba al baño y echaba a correr el agua de la ducha, mojando el piso y la toalla para que pareciera que se había bañado.
Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo su periódico preferido. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, la mamá de Roberto le preguntaba al papá:
-¿Se bañó el niño?
El papá asentía con un movimiento de cabeza, pues estaba muy ocupado mirando las importantes noticias en la televisión.
Y la mamá se quedaba tranquila.
Otras veces era el papá quien al salir a su trabajo le decía:
-Roberto, báñate y acuérdate de lavarte muy bien la cabeza.
Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse. A veces escuchaba -y otras no- correr el agua de la ducha. Y, por la noche, el papá le preguntaba a mamá:
-¿Se bañó el niño?
La mamá asentía con un movimiento de cabeza pensando en... ¡vaya a saber qué problema de su oficina!
Entonces el papá se quedaba tranquilo.
Y como nadie se aseguraba de que Roberto se hubiera bañado verdaderamente, ¿para qué hacerlo? De esta manera, las cosas cada día se iba acumulando, más polvo sobre su cabeza; pelusas, semillas, basuritas y cualquier cosa que cayera sobre su negro pelo enrulado, ya no volvía a salir de allí nunca más.
En verdad, a Roberto le pesaba un poco la cabeza, pero no era como para preocuparse.
Un día, sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse, pues esa mañana, cuando abrió el agua de la ducha, algunas gotas mojaron el polvo que había sobre su cabeza y una de las semillas empezó a germinar. Echó raíces, un tallo, hojas… Y, poco a poco, un arbolito empezó a crecer sobre la cabeza del niño.
Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Roberto se dieron cuenta de aquello. Y menos de los dos pajaritos que llegaron allí en busca de un lugar donde hacer su nido.
Adaptación de Schkolnik Saúl. Pajaritos en la cabeza (fragmento). Recuperado de: https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140106_recurso_1.pdf
¿Por qué Roberto tenía "pajaritos en la cabeza"?
Alternativas
A) Porque era despreocupado.
B) Porque era distraído.
C) Porque era sucio.
Respuesta
Respuesta correcta: C, porque era sucio, seresponde a partir de una inferencia.
Juanito y las Semillas
Enunciado
Juanito y las semillas
Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en una pequeña cabaña con su madre viuda. Eran muy pobres. Lo único que tenían era un vieja vaca y si no fuese por su leche, muchas veces se habrían acostado sin comer. Pero un buen día, la vaca ya no dio más leche. Entonces la madre le dijo a Juanito:
-Hijo mío, ya no tenemos nada que comer. Mañana debes llevar la vaca al mercado para venderla. Procura conseguir por ella la mayor cantidad posible de dinero.
Juanito obedeció y en el camino se encontró a un viejo que llevaba en la mano un saquito lleno de semillas de colores. El anciano le preguntó dónde iba y cuando Juanito se lo dijo, le ofreció darle cinco semillas a cambio de la vaca, diciéndole que eran semillas mágicas. El muchacho aceptó encantado y mientras el hombre satisfecho con el negocio se alejaba con su vaca, Juanito corrió a su casa a mostrarle las semillas a su madre.
Cuando la pobre mujer escuchó la historia, se enojó muchísimo.
-¿Cómo se te ocurre? -, exclamó-. ¡Cambiar nuestra linda vaca por cinco semillas! ¿De qué nos van a servir? ¡Ni siquiera alcanzan para hacer una sopa!
Muy disgustada, tiró las semillas por la ventana y mandó a Juanito a acostarse sin comer. Al día siguiente, al despertar, Juanito notó que su habitación estaba llena de extrañas sombras. Se acercó a la ventana y vio que las semillas mágicas habían germinado. Una inmensa planta trepadora cubría la ventana y se elevaba por sobre las copas de los árboles, extendiéndose hacia lugares donde no alcanzaba a llegar la vista. Sin pensarlo dos veces, Juanito saltó por la ventana y comenzó a trepar por el larguísimo tallo hasta que comenzó a perder el aliento. Cuando finalmente llegó a la punta de la planta, se encontró en un extraño país y vio a lo lejos un hermoso castillo. Corrió hacia él y llamó a la puerta. Una mujer muy alta le abrió y Juanito le suplicó que le diera alojamiento y comida por una noche.
-¿Estás loco? -, repuso la mujer-. ¿No sabes que mi marido es un ogro que se come a todos los niños? ¡Debes huir de aquí cuanto antes!
Pero Juanito le dijo:
-¿No podrías esconderme en algún sitio? Estoy hambriento y no tengo donde dormir.
-Está bien, haré lo que pueda -, dijo la mujer- pero prométeme que escaparás al amanecer.
Lo llevó a la cocina y le sirvió una buena cena. No había aún terminado de comer cuando oyeron los pesados pasos del gigante. Rápidamente, Juanito se escondió en el horno y, en ese mismo momento, entró el ogro a la cocina.
-¡Siento olor a carne humana aquí! -, exclamó con voz terrible.
-¡Qué tonterías dices! -, dijo la mujer-. Lo que hueles es el cerdito que te preparé para la cena. Siéntate a comer.
El ogro, con gran apetito, se sentó a comer y cuando hubo terminado gritó:
-¡Mujer, tráeme mi saquito de oro!
La mujer puso una bolsa de oro sobre la mesa y el marido, después de entretenerse contando sus monedas, las volvió a guardar en el saquito y empezó a bostezar. Al poco rato, cayó el ogro en un sueño profundo. Roncaba tan fuerte que hacía temblar las paredes. Al oír los ronquidos, Juanito saltó del horno, cogió la bolsa llena de monedas y, corriendo lo más rápido que pudo, alcanzó la planta mágica y bajó ágilmente por sus ramas.
Lleno de alegría llegó a su casa. Entregó el dinero a su madre, le contó lo que le había sucedido y, por varios meses, vivieron cómodamente. Pero llegó un día en que la bolsa ya no tenía ni una sola moneda más. Juanito trepó otra vez por la planta, se dirigió al castillo y, nuevamente, le pidió a la mujer del ogro que le diera de comer y le permitiera pasar la noche. Tanto insistió Juanito que, al fin, la mujer se compadeció de él y después de alimentarlo, le permitió esconderse en un baúl.
Volvió el ogro de sus correrías y, al entrar en la cocina, gritó con espantosa voz:
-¡Siento olor a carne humana aquí!
-¡Qué tonterías dices! -, replicó la mujer-. Lo que hueles es la vaca que te he preparado para cenar.
El gigante se sentó gruñendo y empezó a comer hasta hartarse…
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Asensi Julia and Josep Cabrinety. Brisas de primavera: cuentos para niños y niñas. Libreria de Antonio J. Bastinos 1897. Fragmento.
De acuerdo con el cuento, ¿qué hizo Juanito con la vieja vaca?
Alternativas
A) La vendió en el mercado.
B) Se la dio de comer al ogro.
C) La cambió por cinco semillas mágicas.
D) La cambió por una inmensa bolsa con oro.
Respuesta
C
En los primeros parrafos del texto se dice: "El anciano le preguntó dónde iba y cuando Juanito se lo dijo, le ofreció darle cinco semillas a cambio de la vaca, diciéndole que eran semillas mágicas. El muchacho aceptó encantado y mientras el hombre satisfecho con el negocio se alejaba con su vaca, Juanito corrió a su casa a mostrarle las semillas a su madre.. Por lo tanto, la respuesta correcta es C.
El pequeño pedazo de greda
Enunciado
El pequeño pedazo de greda
Muy arriba, en lo más alto de una vieja torre, había un taller. Era un taller de alfarería, lleno de recipientes con esmaltes de colores, máquina giratoria de alfarero, hornos y, cómo no, greda. Cerca de la ventana se encontraba un baúl de madera enorme, con una tapa pesada. Allí se guardaba la greda. Al fondo, aplastado contra una esquina, estaba el pedazo de greda más antiguo de todos. Apenas lograba recordar la última vez que lo habían utilizado, mucho tiempo atrás. Cada día, alguien levantaba la tapa del baúl y en su interior se introducían diversas manos que, con toda rapidez, agarraban bolsas o bolas de greda. El pequeño pedazo de greda escuchaba los alegres sonidos de los artesanos, ocupados con su trabajo.
-¿Cuándo me tocará a mí?-, se preguntaba. A medida que pasaban los días en la oscuridad del baúl, el pequeño pedazo de greda iba perdiendo la esperanza.
Un día, un numeroso grupo de niños llegó al taller con su profesora. Muchas manos se metieron en el baúl. El pequeño pedazo de greda fue el último en ser elegido pero... ¡ya estaba fuera!
-¡Ha llegado mi oportunidad!-, pensó, cegado a causa de la luz.
Uno de los niños puso el pedazo de greda sobre la máquina giratoria del alfarero e hizo girar la rueda a toda velocidad. "¡Qué divertido!", pensó el pedazo de greda. El niño trató de estirar la greda hacia arriba mientras la máquina daba vueltas sin parar. El pequeño pedazo de greda sintió la emoción de adquirir una forma diferente. Tras varios intentos por producir un recipiente, el niño se dio por vencido. Amasó la greda y la presionó hasta convertirla en una bola totalmente redonda.
-Hora de hacer limpieza- anunció la profesora. La alfarería se inundó de los sonidos de los niños frotando, limpiando, lavando y secando. El agua goteaba por todas partes.
El niño soltó el pedazo de greda cerca de la ventana y salió corriendo para unirse a sus amigos. Pasado un tiempo, el taller quedó vacío y reinaron el silencio y la oscuridad. El pedazo de greda estaba aterrorizado. No solo añoraba la humedad del baúl; también sabía que estaba en peligro.
- Todo ha terminado-, reflexionó. -Me quedaré aquí y me secaré hasta quedar duro como una piedra-.
El pedazo de greda permanecía junto a la ventana abierta, incapaz de moverse, y notaba cómo la humedad se iba evaporando poco a poco. Los rayos del sol lo golpearon con fuerza y el viento de la noche lo secó, hasta que estuvo duro como una piedra. Se había endurecido tanto que apenas podía pensar; solo sabía que estaba desesperado.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser quedaba una diminuta gota de humedad, y el pedazo de greda se negó a dejarla escapar.
-Lluvia-, pensó.
-Agua-, suspiró.
-Por favor-, logró por fin transmitir a través de su cuerpo reseco y triste.
Una nube que por allí pasaba sintió lástima del pedazo de greda, y entonces ocurrió algo maravilloso. Comenzó a llover, y unas enormes gotas de lluvia se colaron por la ventana abierta y cayeron sobre el pequeño pedazo de greda. Llovió durante toda la noche y cuando amaneció, el pedazo de greda se encontraba tan blando como en sus mejores tiempos.
El sonido de voces llegó hasta la alfarería.
-¡Oh no!-, exclamó una mujer. Se trataba de una artesana que solía utilizar el taller.
-Alguien ha dejado abierta la ventana durante todo el fin de semana. Habrá que limpiar todo esto. Si quieres, puedes trabajar con la greda mientras voy en busca de un trapo-, le dijo a su hija.
La niña vio el pedazo de greda que estaba junto a la ventana.
-Este es un pedazo perfecto, justo lo que necesito-, comentó.
De inmediato, comenzó a presionar la masa con las manos y a moldearla en formas atractivas. Para el pedazo de greda, los dedos de la niña eran como una bendición.
La niña pensaba mientras trabajaba y sus manos se movían con una idea determinada. El pequeño pedazo de greda sintió que iba tomando una forma hueca y redondeada. Unos cuantos movimientos y ya tenía un mango.
-¡Mamá mamá!-, llamó la niña. -¡He hecho una taza!
-Es preciosa -, dijo su madre-. Ponla en la repisa y después la metemos al horno. Luego podrás pintarla con el color que más te guste.
Al poco tiempo, la pequeña taza estaba en condiciones de ser trasladada a su nuevo hogar. Ahora vive en un estante de la cocina junto a otras tazas, platillos y tazones. Cada pieza es diferente y todas son bellas.
-¡A desayunar! -, llama la madre, mientras pone la taza nueva sobre la mesa y la llena de chocolate caliente.
Diana Engel. Extraído de la versión publicada por el Ministerio de Educación de España, 2009.
Al comienzo de la historia, ¿qué deseaba el pedazo de greda?
Alternativas
A) Evitar quedarse seco por falta de humedad.
B) Salir al patio a jugar con todos los niños y niñas.
C) Permanecer la mayor cantidad de tiempo en el bául.
D) Ser escogido por alguien para transformarse en un objeto.
Respuesta
CLAVE |
JUSTIFICACIÓN |
D |
Para lograr la respuesta, se hace una inferencia adecuada de los sentimientos del pedazo de greda al comienzo del cuento, demostrando que el pedazo de greda deseaba ser utilizado igual que el resto de la greda del baúl (deseo a corto plazo). Ejemplo: − Que lo eligieran. O bien puede centrarse en las consecuencias de ser utilizado igual que el resto de la greda (deseo a largo plazo) y tener un uso o una meta o sentirse realizado. Ejemplo: − Que lo convirtieran en un objeto y lo usaran mucho. Por lo tanto, la respuesta correcta es D. |
De como decidí convertirme en hermano mayor
Enunciado
De cómo decidí convertirme en hermano mayor
Mamá y papá sólo se reían. Pero eso ya era una buena señal.
Por eso me atreví a insistir:
- Sé buena, mamá, y dime cuándo llegará nuestro querido bebé. Papá, ¿por qué no entiendes que tengo ganas de tener una hermanita o un hermanito?
- Pero, entonces, tendrías que compartir tu dormitoriocon el bebé -, dijo papá.
- No importa, ¡eso me encantaría! -, dije yo.
- ¿Y cuándo el bebé llore toda la noche? -, dijo el papá.
- Lo tranquilizaré meciendo la cuna -, contesté.
- Un bebé no es un juguete.
- Yo sé.
- Además, cuando llega un bebé, se queda para siempre con uno -, dijo papá muy serio.
- ¡Eso es lo que yo quiero! ¿Ustedes creen que yo quiero un hermanito para un día o una semana? ¡Lo quiero para toda la vida! "
Inkiow Dimiter (1991). De cómo decidí convertirme en hermano mayor (fragmento).
La idea principal del texto es:
Alternativas
A) Los padres ríen tras la petición de su hijo.
B) Los hermanos deben compartir habitación.
C) El niño tiene muchas ganas de tener un hermano.
D) El hermano no quiere mecer la cuna del bebé.
Respuesta
C
La idea principal es una oración que dice de qué trata principalmente un cuento o de un párrafo. Cuando respondas preguntas sobre la idea principal pregúntate ¿De qué trata principalmente el cuento o el párrafo? ¿De qué habla? Alternativa correcta C.
La paloma y la hormiga
Enunciado
La paloma y la hormiga (Esopo) Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia, una paloma desprendió de un árbol una ramita, la arrojó a la corriente y montó encima a la hormiga, salvándola. Mientras tanto, un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. La hormiga lo vio y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. La paloma aprovechó el momento para alzar el vuelo. |
Siempre sé agradecido y corresponde en la mejor forma los favores que recibas. |
Lee y selecciona la respuesta correcta:
El texto "La paloma y la hormiga" es:
Alternativas
A) Un cuento.
B) Una fábula.
C) Una leyenda.
D) Una noticia.
Respuesta
La respuesta correcta es B, "Una fabula" ya que deja una moraleja y sus personajes principales son animales.
La paloma y la hormiga
Enunciado
La paloma y la hormiga (Esopo) Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia, una paloma desprendió de un árbol una ramita, la arrojó a la corriente y montó encima a la hormiga, salvándola. Mientras tanto, un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. La hormiga lo vio y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. La paloma aprovechó el momento para alzar el vuelo. |
Siempre sé agradecido y corresponde en la mejor forma los favores que recibas. |
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Según el texto, ¿cómo salvó la hormiga a la paloma?
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Respuesta
El o la estudiante debe referirse al hecho de que la paloma desprendió una rama de un árbol y la arrojó al agua de manera de que la hormiga se subiera.
Ejemplos de respuestas posibles:
- La paloma lanzó una rama al agua.
- Tirando una rama al agua y poniendo a la hormiga.
- Sacó una rama, la lanzó al agua y la hormiga se subió.
- Con una rama.
La paloma y la hormiga
Enunciado
La paloma y la hormiga (Esopo) Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia, una paloma desprendió de un árbol una ramita, la arrojó a la corriente y montó encima a la hormiga, salvándola. Mientras tanto, un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. La hormiga lo vio y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. La paloma aprovechó el momento para alzar el vuelo. |
Siempre sé agradecido y corresponde en la mejor forma los favores que recibas. |
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¿Cuál es la enseña que deja este texto?
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Respuesta
El o la estudiante deben referirse a la moraleja, pudiendo copiarla textualmente o explicarla con sus propias palabras.
Ejemplos de respuestas correctas:
- Siempre sé agradecido y corresponde en la mejor forma los favores que recibas.
- Siempre hay que agradecer y devolver los favores que te hacen.
- Hay que hacer el bien y dar las gracias a los que te ayudan.
- Cuando te hagan un favor hay que agradecer.
La paloma y la hormiga
Enunciado
La paloma y la hormiga (Esopo) Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia, una paloma desprendió de un árbol una ramita, la arrojó a la corriente y montó encima a la hormiga, salvándola. Mientras tanto, un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. La hormiga lo vio y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. La paloma aprovechó el momento para alzar el vuelo. |
Siempre sé agradecido y corresponde en la mejor forma los favores que recibas. |
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Ordena, escribiendo los números del 1 al 3 en los cuadrados, las acciones que hizo la paloma
para salvar a la hormiga:
Respuesta
El orden correcto es: 2 - 3 - 1
La zorra y las uvas
Enunciado
La zorra y las uvas
Esopo
Una zorra hambrienta, después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito, pasó casualmente por un huerto. Y, claro está, las suculentas uvas, grandes, lustrosas y jugosas, sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra, quiso cogerlos con su hocico. Pero, por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos. Luego de varios intentos vanos, se alejó diciendo:
- ¡No me agradan! ¡Qué verdes están!
Algunas personas desdeñan y menosprecian lo que no pueden tener.
¿Qué tipo de texto es? ¿Cómo lo sabes?
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Respuesta
Es correcta toda respuesta donde el estudiante aluda a que es una fábula, que los protagonistas son animales, texto con una enseñanza importante para nuestra vida.
La zorra y las uvas
Enunciado
La zorra y las uvas
Esopo
Una zorra hambrienta, después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito, pasó casualmente por un huerto. Y, claro está, las suculentas uvas, grandes, lustrosas y jugosas, sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra, quiso cogerlos con su hocico. Pero, por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos. Luego de varios intentos vanos, se alejó diciendo:
- ¡No me agradan! ¡Qué verdes están!
Algunas personas menosprecian lo que no pueden tener.
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¿Por qué la zorra dijo: "¡No me agradan! ¡Qué verdes están!"?
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Respuesta
El o la estudiante debe referir al hecho de que la zorra menospreció las uvas cuando comprendió que no podría obtenerlas. Es posible que como respuesta, se escriba la moraleja de la fábula.
Ejemplos de respuesta:
- Porque se dio cuenta de que no podia cogerlas.
- Porque le dio rabia que no podía agarrarlas.
- Porque de todas maneras no podría comérselas.
- Porque algunas personas menosprecian lo que no pueden tener.
La zorra y las uvas
Enunciado
La zorra y las uvas
Esopo
Una zorra hambrienta, después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito, pasó casualmente por un huerto. Y, claro está, las suculentas uvas, grandes, lustrosas y jugosas, sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra, quiso cogerlos con su hocico. Pero, por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos. Luego de varios intentos vanos, se alejó diciendo:
- ¡No me agradan! ¡Qué verdes están!
Algunas personas menosprecian lo que no pueden tener.
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¿Cuál es la enseñanza que deja este texto?
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Respuesta
El o la estudiante puede referir a la moraleja transcibiéndola textualmente o refraseándola con sus palabras.
Ejemplos de respuestas:
- Algunas personas menosprecian lo que no pueden tener.
- Hay personas que desprecian lo que no obtienen.
- Algunos hacen como que no quieren lo que en verdad no pueden tener.
La zorra y las uvas
Enunciado
La zorra y las uvas
Esopo
Una zorra hambrienta, después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito, pasó casualmente por un huerto. Y, claro está, las suculentas uvas, grandes, lustrosas y jugosas, sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra, quiso cogerlos con su hocico. Pero, por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos. Luego de varios intentos vanos, se alejó diciendo:
- ¡No me agradan! ¡Qué verdes están!
Algunas personas desdeñan y menosprecian lo que no pueden tener.
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¿Cómo eran las uvas que había en la parra silvestre?
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Respuesta
El o la estudiante debe referir a las características de las uvas, ya sea de modo textual o refraseando con sus propias palabras.
Ejemplos de respuesta:
- Eran suculentas.
- Erangrandes, lustrosas y jugosas.
- Eran grandes, brillantes y apetitosas.
- Eran buenas.
NO ES CORRECTO responder que las uvas estaban verdes, ya que eso es lo que el personaje señala movido por el depecho de no poder alcanzarlas.
La zorra y las uvas
Enunciado
La zorra y las uvas
Esopo
Una zorra hambrienta, después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito, pasó casualmente por un huerto. Y, claro está, las suculentas uvas, grandes, lustrosas y jugosas, sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra, quiso cogerlos con su hocico. Pero, por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos. Luego de varios intentos vanos, se alejó diciendo:
- ¡No me agradan! ¡Qué verdes están!
Algunas personas menosprecian lo que no pueden tener.
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¿Qué problema tuvo la zorra con las uvas?
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Respuesta
El o la estudiante deben referir a que zorra no logró coger las uvas, ya sea citando textual o parafraseando con sus propias palabras.
Ejemplos de respuesta:
- Por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos.
- Por mucho que se esforzó no logró coger las uvas.
- No pudo cogerlas.
NO ES CORRECTA la respuesta que alude a que las uvas estaban verdes, ya que esa es una excusa que inventa la zorra por la ofuscación de no poder coger las uvas.