Grupo: Título del recurso
Priorización 2023-2025: Aprendizajes Basales
LE1M OA 05
Analizar los textos dramáticos leídos o vistos, para enriquecer su comprensión, considerando, cuando sea pertinente:
- El conflicto y qué problema humano se expresa a través de él.
- Un análisis de los personajes principales que considere su evolución, su relación con otros personajes, qué dicen, qué se dice de ellos, lo que hacen, cómo reaccionan, qué piensan y cuáles son sus motivaciones.
- Personajes tipo, símbolos y tópicos literarios.
- Las creencias, prejuicios y estereotipos presentes en el relato, a la luz de la visión de mundo de la época en la que fue escrito y su conexión con el mundo actual.
- Los elementos (hechos, símbolos) que gatillan o anuncian futuros eventos en la tragedia.
- Cómo los elementos propios de la puesta en escena aportan a la comprensión de la obra: iluminación, sonido, vestuario, escenografía, actuación.
- Relaciones intertextuales con otras obras.
Clasificaciones
Curso: 1° Medio
Asignatura: Lenguaje y comunicación / Lengua y literatura
Textos Escolares oficiales 2023
Actividades de apoyo pedagógico
Lecturas
Indicadores
Indicadores unidad 3
- Explican el conflicto de la obra leída recurriendo a ejemplos textuales.
- Comparan la complejidad de los personajes en cuanto a su evolución, acciones, relaciones con otros personajes y motivaciones.
- Investigan acerca del tratamiento dado a personajes tipo, recurrentes en la historia de la literatura, y comparan su tratamiento con las obras literarias leídas.
- Comparan el tratamiento dado a los tópicos literarios presentes en una obra dramática, con otro tipo de obras.
- Relacionan la visión de mundo de la época en que la obra fue escrita con la época actual.
- Explican con sus palabras el significado de símbolos y eventos que provocan la acción en las tragedias leídas.
- Evalúan la puesta en escena de una obra vista aplicando una pauta de evaluación.
- Establecen relaciones intertextuales con obras narrativas o líricas, utilizando marcas textuales.
- Elaboran un comentario escrito acerca de una obra teatral y su puesta en escena, considerando la estructura básica de este tipo de texto.
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Preguntas
El avaro
Enunciado
El avaro, de Molière (fragmento) ESCENA QUINTA HARPAGÓN: (creyéndose solo) Sin embargo, no sé si habré hecho bien enterrando en mi jardín diez mil escudos que me entregaron ayer. Diez mil escudos en oro son en la casa una suma bastante... (Aparte, viendo a Elisa y Cleanto) ¡Oh, cielos! si me habré traicionado a mí mismo: me he dejado llevar y creo que he hablado alto al discutir conmigo mismo. (A Cleanto y Elisa.) ¿Qué hay? ELISA: Nada, padre mío. HARPAGÓN: ¿Hace mucho que estábais ahí? ELISA: Acabamos de llegar. HARPAGÓN: ¿Habéis oído...? CLEANTO: ¿Qué, padre? HARPAGÓN: ¿Lo que acabo de decir? CLEANTO: No. HARPAGÓN: Sí, sí oísteis. ELISA: Perdonadme. HARPAGÓN: Bien veo que habéis oído algunas palabras. Es que hablaba conmigo mismo de lo difícil que es hoy por hoy encontrar dinero, y me decía que es bien feliz quien puede tener diez mil escudos encima. CLEANTO: Vacilábamos en abordaros por temor de interrumpiros. HARPAGÓN: Me alegro de deciros esto, a fin de que no vayáis a tomar las cosas al revés y a imaginaros que digo que soy yo quien tengo diez mil escudos. CLEANTO: Nosotros no nos inmiscuimos en vuestros asuntos. HARPAGÓN: ¡Pluguiera a Dios que tuviera yo diez mil escudos! |
¿Qué relación tiene Harpagón con Elisa y Cleanto?
Alternativas
A) Es su padre.
B) Es su vecino.
C) Es un hermano.
D) Es un desconocido.
Respuesta
La respuesta correcta es A.
Responde extrayendo información textual del relato.
El avaro
Enunciado
El avaro, de Molière (fragmento) ESCENA QUINTA HARPAGÓN: (creyéndose solo) Sin embargo, no sé si habré hecho bien enterrando en mi jardín diez mil escudos que me entregaron ayer. Diez mil escudos en oro son en la casa una suma bastante... (Aparte, viendo a Elisa y Cleanto) ¡Oh, cielos! si me habré traicionado a mí mismo: me he dejado llevar y creo que he hablado alto al discutir conmigo mismo. (A Cleanto y Elisa.) ¿Qué hay? ELISA: Nada, padre mío. HARPAGÓN: ¿Hace mucho que estábais ahí? ELISA: Acabamos de llegar. HARPAGÓN: ¿Habéis oído...? CLEANTO: ¿Qué, padre? HARPAGÓN: ¿Lo que acabo de decir? CLEANTO: No. HARPAGÓN: Sí, sí oísteis. ELISA: Perdonadme. HARPAGÓN: Bien veo que habéis oído algunas palabras. Es que hablaba conmigo mismo de lo difícil que es hoy por hoy encontrar dinero, y me decía que es bien feliz quien puede tener diez mil escudos encima. CLEANTO: Vacilábamos en abordaros por temor de interrumpiros. HARPAGÓN: Me alegro de deciros esto, a fin de que no vayáis a tomar las cosas al revés y a imaginaros que digo que soy yo quien tengo diez mil escudos. CLEANTO: Nosotros no nos inmiscuimos en vuestros asuntos. HARPAGÓN: ¡Pluguiera a Dios que tuviera yo diez mil escudos! |
En el diálogo anterior, ¿cuál de los siguientes enunciados corresponde a una acotación?
Alternativas
A) "Escena quinta".
B) "Nada, padre mío".
C) "¿Habéis oído...?".
D) "Creyéndose solo".
Respuesta
D
A partir del conocimiento de la terminología básica de la literatura, debe reconocer cuál de las alternativas se asocia con un término propio del lenguaje teatral: acotación. Particularmente, este fragmento presenta varias acotaciones, siendo "creyéndose solo" la escogida para aparecer en las alternativas, indicando, a su vez, que es la alternativa correcta.
El avaro
Enunciado
El avaro, de Molière (fragmento)
ESCENA QUINTA
Harpagón, Elisa y Cleanto, que hablan bajo y permanecen en el fondo del escenario.
HARPAGÓN: (creyéndose solo) Sin embargo, no sé si habré hecho bien enterrando en mi jardín diez mil escudos que me entregaron ayer. Diez mil escudos en oro son en la casa una suma bastante... (Aparte, viendo a Elisa y Cleanto) ¡Oh, cielos! si me habré traicionado a mí mismo: me he dejado llevar y creo que he hablado alto al discutir conmigo mismo. (A Cleanto y Elisa.) ¿Qué hay?
ELISA: Nada, padre mío.
HARPAGÓN: ¿Hace mucho que estábais ahí?
ELISA: Acabamos de llegar.
HARPAGÓN: ¿Habéis oído...?
CLEANTO: ¿Qué, padre?
HARPAGÓN: ¿Lo que acabo de decir?
CLEANTO: No.
HARPAGÓN: Sí, sí oísteis.
ELISA: Perdonadme.
HARPAGÓN: Bien veo que habéis oído algunas palabras. Es que hablaba conmigo mismo de lo difícil que es hoy por hoy encontrar dinero, y me decía que es bien feliz quien puede tener diez mil escudos encima.
CLEANTO: Vacilábamos en abordaros por temor de interrumpiros.
HARPAGÓN: Me alegro de deciros esto, a fin de que no vayáis a tomar las cosas al revés y a imaginaros que digo que soy yo quien tengo diez mil escudos.
CLEANTO: Nosotros no nos inmiscuimos en vuestros asuntos.
HARPAGÓN: ¡Pluguiera a Dios que tuviera yo diez mil escudos!
En el texto, ¿qué intención reflejan Elisa y Cleanto?
Alternativas
A) Intención de robar el tesoro de Harpagón.
B) Intención de averiguar el secreto de Harpagón.
C) Intención de entrometerse en los asuntos de Harpagón.
D) Intención de mantenerse alejados de los asuntos de Harpagón.
Respuesta
La respuesta correcta es D.
Esta pregunta es de extracción, ya que Cleanto dice explícitamente: "Vacilábamos en abordaros por temor de interrumpiros", y "Nosotros no nos inmiscuimos en vuestros asuntos", pero la dificultad es que el estudiante irá a buscar al principio del texto, donde no está clara la intención de los hermanos, que permanecen al margen, mientras el padre reflexiona.
El avaro
Enunciado
El avaro, de Molière (fragmento) ESCENA QUINTA HARPAGÓN: (creyéndose solo) Sin embargo, no sé si habré hecho bien enterrando en mi jardín diez mil escudos que me entregaron ayer. Diez mil escudos en oro son en la casa una suma bastante... (Aparte, viendo a Elisa y Cleanto) ¡Oh, cielos! si me habré traicionado a mí mismo: me he dejado llevar y creo que he hablado alto al discutir conmigo mismo. (A Cleanto y Elisa.) ¿Qué hay? ELISA: Nada, padre mío. HARPAGÓN: ¿Hace mucho que estábais ahí? ELISA: Acabamos de llegar. HARPAGÓN: ¿Habéis oído...? CLEANTO: ¿Qué, padre? HARPAGÓN: ¿Lo que acabo de decir? CLEANTO: No. HARPAGÓN: Sí, sí oísteis. ELISA: Perdonadme. HARPAGÓN: Bien veo que habéis oído algunas palabras. Es que hablaba conmigo mismo de lo difícil que es hoy por hoy encontrar dinero, y me decía que es bien feliz quien puede tener diez mil escudos encima. CLEANTO: Vacilábamos en abordaros por temor de interrumpiros. HARPAGÓN: Me alegro de deciros esto, a fin de que no vayáis a tomar las cosas al revés y a imaginaros que digo que soy yo quien tengo diez mil escudos. CLEANTO: Nosotros no nos inmiscuimos en vuestros asuntos. HARPAGÓN: ¡Pluguiera a Dios que tuviera yo diez mil escudos! |
¿Qué problema es el que sufre Harpagón?
Alternativas
A) Necesita una suma importante de dinero.
B) Ha olvidado dónde enterró una suma importante de dinero.
C) Teme que sus hijos malgasten una suma importante de su dinero.
D) Teme que sus hijos sepan que posee una suma importante de dinero.
Respuesta
La respuesta correcta es D.
Responde a partir de la comprensión del sentido global del texto. alternativa C. No puede ser correcto, ya que, la preocupación del avaro es que nadie sepa que tiene dinero. Los hijos no tienen acceso a este, por lo que no puede temer que sea malgastado. La condición del avaro es que no se sepa que el dinero está enterrado.
Antígona
Enunciado
ANTÍGONA (Fragmento)
La escena frente, al palacio real de Tebas con escalinata. Al fondo la montaña. Cruza la escena Antígona, para entrar en palacio. Al cabo de unos instantes, vuelve a salir, llevando del brazo a su hermana Ismene, a la que hace bajar las escaleras y aparta de palacio.
ISMENE: No, Antígona, a mí no me ha llegado noticia de seres queridos, ni dulce ni dolorosa, desde que nos vimos las dos privadas de nuestros dos hermanos, por mutuo golpe, fallecidos en un solo día. Después de partir el ejército griego, ya no sé nada que pueda hacerme ni más feliz ni más desgraciada. ANTÍGONA: No me cabía duda y por esto te traje aquí, para que me escucharas tú sola. ISMENE: ¿Qué pasa? Se ve que lo que vas a decirme te entristece. ANTÍGONA: Y ¿cómo no, pues? ¿No ha juzgado Creonte, digno de honores, a uno de nuestros hermanos muertos, y en cambio, al otro tiene deshonrado? Eso dicen: le ha parecido justo honrar a Etéocles y le ha hecho enterrar de forma honorable bajo tierra. El pobre cadáver de Polinices, en cambio... dicen que dictó una ley a los ciudadanos, prohibiendo que alguien le dé sepultura, que alguien le llore, incluso. Y esto es, dicen, lo que el buen Creonte tiene decretado también para ti y para mí; y que viene para anunciarlo con claridad a los que no lo saben todavía, que no es asunto de poca monta, ni puede así considerarse, sino que el que transgreda alguna de estas órdenes será reo de muerte, públicamente lapidado en la ciudad. Ya no te queda sino mostrar si haces honor a tu linaje o si eres indigna de tus ilustres antepasados. ISMENE: No seas atrevida: Si las cosas están así, ate yo o desate en ellas, ¿qué podría ganarse? ANTÍGONA: ¿Puedo contar con tu esfuerzo, con tu ayuda? Piénsalo. ISMENE: ¿Qué ardida empresa tramas? ¿Adónde va tu pensamiento? ANTÍGONA: Quiero saber si vas a ayudar a mi mano a alzar al muerto. ISMENE: Pero, ¿es que piensas darle sepultura, sabiendo que se ha públicamente prohibido? ANTÍGONA: Es mi hermano -y también tuyo, aunque tú no quieras-; cuando me prendan, nadie podrá llamarme traidora. Creonte no tiene potestad para apartarme de los míos. ISMENE: Ay, reflexiona hermana, piensa: nuestro padre, cómo murió, aborrecido, deshonrado, después de cegarse él mismo, sus dos ojos enfrentado a faltas que él mismo tuvo que descubrir. Y después, su madre y esposa, pone ella fin a su vida en infame, entrelazada soga. Más tarde, nuestros dos hermanos, en un solo día consuman, desgraciados, su destino, el uno por mano del otro asesinados. Y ahora, que solas nosotras dos quedamos, piensa que deshonroso fin tendremos si violamos lo prescrito y trasgredimos la voluntad o el poder de los que mandan. Yo, con todo, pido, sí, a los que yacen bajo tierra, su perdón, pues que obro forzada, pero pienso obedecer a las autoridades: esforzarse en no obrar como todos carece de sentido, totalmente. ANTÍGONA: Aunque ahora quisieras ayudarme, ya no lo pediría: tu ayuda no sería de mi agrado; en fin, reflexiona sobre tus convicciones: yo voy a enterrarle y que venga la muerte: amiga yaceré con él convicta de un delito piadoso; por más tiempo debe mi conducta agradar a los de abajo que a los de aquí, pues mi descanso entre ellos ha de durar siempre. En cuanto a ti, deshonra lo que los dioses honran. ISMENE: Al menos guarda en secreto tu acción, que yo te ayudaré en esto. ANTÍGONA: ¡Ay, no, no: grítalo! Mucho más te aborreceré si callas, si no lo pregonas a todo el mundo. ISMENE: De entrada, ya no hay que ir a la caza de imposibles. ANTÍGONA: Si continúas hablando en ese tono, tendrás mi odio y el odio también del muerto, con justicia. ISMENE: Ve, pues, si es lo que crees; quiero decirte que, con ir demuestras que estás sin juicio, pero también que amiga eres, sin reproche, para tus amigos. (Sale Ismene hacia el palacio; desaparece Antígona en dirección a la montaña. Hasta la entrada del coro, queda la escena vacía unos instantes.) CORO: Rayo de sol, luz, la más bella -más bella, sí, que cualquiera de las que hasta hoy brillaron en Tebas- ya has aparecido, párpado de la dorada mañana. Con rápidas riendas has hecho correr ante ti, fugitivo, al hombre venido de Argos, de blanco escudo, con su arnés completo, Polinices, que se levantó contra nuestra patria llevado por dudosas querellas, con agudísimo estruendo, como águila que se cierne sobre su víctima; por sobre los techos de nuestras casas volaba abriendo sus fauces, lanzas sedientas de sangre, pero hoy se ha ido, antes de haber podido saciar en nuestra sangre sus mandíbulas y antes de haber prendido pinosa madera ardiendo en las torres de la muralla. ANTÍGONA (Sófocles) |
¿Cuál de las siguientes alternativas representa el comienzo del diálogo de Antígona e Ismene?
Alternativas
A) Antígona informa a Ismene de la muerte de sus hermanos.
B) Antígona pregunta a Ismene si tiene noticias sobre Edipo.
C) Antígona e Ismene se lamentan de la suerte de sus hermanos.
D) Antígona quiere saber si Ismene conoce el decreto de Creonte.
Respuesta
D
La alternativa A) no procede ya que Ismene sabía de la muerte de sus hermanos como lo hace notar en su primera intervención. La alternativa B) Es la primera información que se lee, pero refiere al destino e la familia. La alternativa C) es específica respecto de la pregunta y la información del texto; antes bien si se lamentan es de la desgracia familiar plena y no sólo de sus hermanos. La alternativa D) se aprecia con claridad en torno a la pregunta directa "¿qué sabes de la ley que dicen que Creonte acaba de imponer a todos los ciudadanos?". La alternativa "E") recoge un término del texto y lo reinterpreta inadecuadamente en la respuesta.
Romeo y Julieta
Enunciado
ROMEO Y JULIETA
(Fragmento)
ACTO I. ESCENA CUARTA
Una calle. (Entran Romeo, Mercucio y Benvolio, con cinco o seis enmascarados portadores de antorchas y otros, se disponen a entrar a la Fiesta de máscaras de los Capuleto, familia rival de los Montesco a la cual Romeo pertenece)
ROMEO: ¿Diremos un discurso como excusa o entramos sin preámbulo ninguno?
BENVOLIO: Ya pasó el tiempo de esas ceremonias, con el compás que quieran que nos midan ¡Bailemos un compás y nos marchamos!
ROMEO: ¡No me hables de bailar! ¡Dame una antorcha!
ACTO I. ESCENA QUINTA
Salón en la casa de Capuleto. Romeo y sus compañeros ya han entrado a la fiesta de los Capuleto, en este instante, Romeo observa por vez primera la belleza de Julieta.
ROMEO (A un Sirviente): ¿Quién es esa señora, que enriquece con su preciosa mano a aquel galán? (Se supone que el galán es Paris, prometido de Julieta).
SIRVIENTE: No sé, señor.
ROMEO: ¡Oh! ¡Su belleza me deslumbra! ¡Después del baile observaré su sitio y con mi mano rozaré su mano! ¿Amó mi corazón hasta este instante? ¡Que lo nieguen mis ojos! ¡Hasta ahora nunca vi la belleza verdadera!
Mientras Romeo conversa a sus amigos, Tybaldo, primo de Julieta, le oye y reconoce.
TYBALDO: ¡Me parece un Montesco, por la voz! (Oye con atención). ¡Niño, trae mi espada! ¿Que este infame se atreviera a venir enmascarado a deshonrar nuestra solemne fiesta? ¡Por el nombre y honor de mi familia no pecaré si aquí lo dejo muerto!
CAPULETO: ¿Qué sucede, sobrino, qué te enoja?
TYBALDO: Aquél es un Montesco, un enemigo nuestro, un villano que ha llegado aquí.
CAPULETO: ¿No es el joven Romeo?
TYBALDO: ¡Es el mismo Romeo, ese villano!
CAPULETO: Mi buen sobrino, déjalo tranquilo, se porta como un noble caballero.
(Mientras tanto, Romeo, sin percatarse de que está siendo observado, se acerca a Julieta).
ROMEO (A Julieta): Si yo profano con mi mano indigna este santuario, (tomando la mano de Julieta) mi castigo es éste: ¡mis labios peregrinos se disponen a borrar el contacto con un beso!
JULIETA: No olvides que los santos tienen manos y que se tocan una mano y otra y palma a palma en el sagrado beso de los romeros en la romería.
ROMEO: ¡Entonces, dulce santa, que los labios hagan también lo que las manos hacen! ¡Ellos ruegan, concédeles la gracia y así no desesperen de su fe!
JULIETA: ¡Los santos no se mueven, aunque otorguen!
ROMEO: ¡Entonces no te muevas, que mis ruegos van a obtener la gracia que esperaban! ¡Ahora, por la gracia de tus labios, quedan mis labios libres de pecado! (La besa).
JULIETA: ¡Ahora tu pecado está en mis labios!
ROMEO: ¿Pecado de mis labios? ¡Qué culpa deliciosa me reprochas! ¡Tienes que devolverme mi pecado! (Entra el Ama).
AMA: Señora, vuestra madre quiere hablaros. (Se alza la cortina).
ROMEO (Al Ama): ¿Quién es su madre?
AMA: ¡Vamos! ¡Mozalbete! Su madre es la señora de esta casa.
ROMEO: ¿Es una Capuleto? ¡Oh, qué alto precio pago! ¡Desde ahora soy deudor de mi vida a una enemiga!
BENVOLIO: ¡Fuera! ¡Vamos! ¡La fiesta ya se acaba!
ROMEO: ¡Lo temía! ¡Más grande es mi desdicha!
(Salen todos menos Julieta y el Ama).
JULIETA: ¿A ver, ama, quién es aquel señor?
AMA: El heredero del viejo Tiberio.
JULIETA: ¿Y aquél que va saliendo por la puerta?
AMA: Es el joven Petrucio, me parece.
JULIETA: ¿Y el otro que le sigue y no bailó?
AMA: No sé quién es.
JULIETA: ¡Averigua su nombre! ¡Si es casado, yo por lecho nupcial tendré una tumba!
AMA: Es Romeo su nombre, es un Montesco y es hijo único de tu enemigo. (Ama se aleja).
JULIETA: ¡Ha nacido lo único que amo de lo único que odio! ¡Demasiado temprano te encontré sin conocerte y demasiado tarde te conozco!
ACTO II. ESCENA SEGUNDA
Jardín de Capuleto. (Entra Romeo).
(Julieta aparece en una ventana, arriba, sin darse cuenta de la presencia de Romeo).
ROMEO: ¡Silencio! ¿Qué ilumina desde aquella ventana las tinieblas? ¡Es Julieta, es el sol en el oriente!
JULIETA: Oh, Romeo, ¿por qué eres tú Romeo? ¡Reniega de tu padre y de tu nombre! Si no quieres hacerlo, pero, en cambio, tú me juras tu amor, eso me basta, dejaré de llamarme Capuleto.
ROMEO (Aparte): ¿Debo seguir oyendo o le respondo?
JULIETA: ¡Solamente tu nombre es mi enemigo! Seas Montesco o no, tú eres el mismo. ¡Cambia de apellido! Porque, ¿qué puede haber dentro de un nombre? Si otro título damos a la rosa, con otro nombre nos dará su aroma. Quítate ese nombre y por tu nombre, que no es parte tuya, tómame a mí, Romeo, toda entera.
ROMEO: Te tomo la palabra. Desde ahora llámame sólo Amor. Que me bauticen otra vez, dejo de ser Romeo.
ACTO V. ESCENA TERCERA
Mausoleo de los Capuleto. (Entra Paris con su paje y una antorcha).
PARIS: ¡Muchacho, vete y déjame la antorcha! ¡Mas bien apágala, que no me vean! Recuéstate debajo de esos pinos, pon tu oído en el suelo removido para que nadie pise el cementerio sin que lo escuches. Si alguien se aproxima, dame un silbido! ¡Ándate ahora y haz lo que te mando!
PAJE: (Aparte): ¡Pobre de mí! ¡Tiritando de miedo y tener que quedarme entre las tumbas! (Sale).
PARIS: ¡Oh, dulce flor! ¡Voy a cubrir con flores este lecho nupcial en donde yaces! ¡Todas las noches regaré estas flores, con agua dulce o con el llanto mío! (Se escucha un silbido del Paje). ¡Me avisa el paje que alguien se aproxima! ¿Qué pies malditos llegan esta noche a interrumpir el rito del amor? ¿Y qué? ¿Con una antorcha? ¡Con tu manto, oh noche, escóndeme por un momento! (Sale). (Entran Romeo y Baltazar con una antorcha, un azadón y una palanca de fierro).
ROMEO: ¡Pásame el azadón y la palanca! ¡Toma esta carta! Mañana, temprano, la entregarás a mi señor y padre ¡Te advierto, por tu vida, que oigas lo que oigas,veas lo que veas, no se te ocurra interrumpirme! ¡Voy a bajar a este lecho de muerte, no sólo a ver el rostro de mi amada, sino a sacar desde su dedo muerto, una sortija para mí, preciosa! Ándate ahora. Pero, si volvieras a mirar lo que pienso hacer después, voy a descuartizarte, te lo juro!
BALTAZAR: ¡Me voy, señor, no te molestaré! (Aparte). Voy a esconderme por aquí. Sus ojos me dan miedo. ¿Qué se proponen hacer? (Sale)
(Romeo Abre la tumba).
PARIS: Este es el desterrado de Verona, el soberbio Montesco, el asesino del primo de mi amada -y, según dicen, este dolor fue el que mató a Julieta-. ¡Y aquí ha venido a profanar los muertos! ¡Debo detenerlo! (Se adelanta).
¡Alto! ¡Suspende tu trabajo, infame, sacrílego Montesco! ¡La venganza más allá de la muerte no es posible! ¡Debes morir! ¡Ven conmigo! ¡Obedece!
ROMEO: ¡Me dices la verdad! ¡Debo morir! ¡Para eso he venido, buen muchacho! ¡No desafíes a un desesperado! ¡Sé bueno, huye de aquí! ¡No agregues otra culpa a mis pecados desesperándome y enfureciéndome! ¡No te quedes, camina! ¡Vive y cuenta que un loco permitió que te escaparas!
PARIS: ¡Y bien, yo desafío tu mandato y te detengo como un criminal!
ROMEO: ¿Me provocas? ¡Defiéndete, muchacho! (Se baten).
PAJE: ¡Voy a buscar los guardias! ¡Se pelean! (Sale. Cae Paris).
PARIS: ¡Me muero! ¡Por piedad, abre la tumba y colócame al lado de Julieta! (Muere).
ROMEO: ¡Lo haré! ¡Te juro! ¡Voy a ver de cerca tu cara! ¡Es el pariente de Mercucio! ¡El noble conde Paris! ¡Algo decía mi sirviente en el viaje, cabalgando, que mi alma confundida no escuchaba! ¿Creo que me decía que Julieta debía desposar al conde Paris? ¿No es esto lo que dijo? ¡Yo te daré un sepulcro victorioso! ¿Un sepulcro? ¡No, un faro, joven muerto! ¡Porque donde Julieta está enterrada convertirá el sepulcro su belleza en un salón de fiesta luminoso! (Lo coloca en la tumba).
¡Amor mío, mi esposa, ya la muerte secó la miel de tu respiración, pero aún no domina tu belleza! ¡El estandarte de la belleza muestra su escarlata aún en tus mejillas y en tus labios! No ha llegado a tu rostro todavía, la pálida bandera de la muerte. Ah Julieta, ¿por qué sigues tan bella? Me quedaré contigo todavía, por miedo de esto, y ya no saldré más de este palacio de la noche oscura. ¡Aquí me quedaré con los gusanos, que son tus servidores! ¡Fijaré aquí la eternidad de mí descanso y libraré a mi pobre cuerpo hastiado del maligno poder de las estrellas!
¡Ojos, dadle la última mirada! ¡Brazos, míos llegó el último abrazo! ¡Labios, sellad con este beso puro un pacto eterno con la muerte ansiosa! ¡Amor mío salud! (Bebe). Buen boticario, es rápido el veneno y mi agonía termina con la muerte y con un beso. (Muere).
(Entra Fray Lorenzo con un farol una palanca y un azadón).
FRAY LORENZO (Avanzando): ¡Romeo! ¿Y estas manchas de sangre que han teñido los umbrales de piedra de la cripta? ¿Y estas armas caídas y sangrientas, qué hacen en este reino de la paz? (Entra a la tumba). ¿Es Romeo, y qué pálido, y el otro? ¡Paris también! ¡Y están ensangrentados! ¿Qué hora espantosa trajo esta desgracia? ¡Julieta se ha movido! (Julieta se despierta).
JULIETA: Padre de los consuelos, dime ¿dónde está mi esposo? Yo recuerdo bien la cita. ¡Y aquí estoy! ¿Y mi Romeo? (Ruido adentro).
FRAY LORENZO: ¡Oigo un ruido! Salgamos de este sitio de muerte, podredumbre y falso sueño. ¡Una fuerza más alta que nosotros malogró nuestras buenas intenciones! ¡Tu esposo ha muerto! ¡Míralo a tu lado! ¡Vamos dulce Julieta, no me atrevo a quedarme! ¡Salgamos! ¡Ven conmigo! (Se oyen otros ruidos).
JULIETA: ¡Vete de aquí! ¡Yo no me moveré! (Sale Fray Lorenzo). ¿Qué es esto? ¡Es una copa aún apretada en la mano ya fría de mi amor! ¡Ah, fue veneno el que causó su muerte! ¿Por qué te lo bebiste todo, ingrato, sin dejar una gota para mí? ¡Voy a besarte para que tus labios, si han guardado una gota de veneno, me maten con el beso que te doy! (Lo besa). ¡Están tibios tus labios, todavía!
GUARDIA 1º (Desde adentro): Guíame tú, muchacho. ¿Por qué lado?
JULIETA: ¡Oigo un ruido! ¡Me queda poco tiempo! ¡Oh, querido puñal! (Toma la daga de Romeo). ¡Esta es tu vaina! ¡Aquí te quedarás! ¡Dame la muerte! (Se hiere). (Cae sobre el cuerpo de Romeo y muere). (Entra la ronda y el Paje de Paris).
¿Qué costumbre de la época se puede encontrar en el texto?
Alternativas
A) Realizar fiestas muy costosas.
B) Atentar contra la vida por amor.
C) Comprometerse a temprana edad.
D) Contraer matrimonios acordados por los padres.
Respuesta
C
En el texto que señala que Julieta tiene como prometido a Paris, lo que significa que su matrimonio está convenido con anterioridad.